Al parecer ya tenía preparadas una serie de medidas, concretamente diecisiete, para ser  puestas en marcha de inmediato. Entre ellas el reingreso en el seno de la OMS o  la concienciación por el medio ambiente y el retorno a los acuerdos climáticos de París. De hecho se espera que anuncie una importante cumbre sobre acción climática que se celebrará en los Estados Unidos. Para apoyarle en sus medidas y en su mandato una pléyade de funcionarios de la era de Obama están reincorporándose a su gobierno.

Sin embargo, hoy quiero hablarles de la ya vicepresidenta Kamala Harris, la primera en la historia del país americano y a la que tomó juramento una latina, la jueza Sonia Sotomayor, magistrada del Tribunal Supremo federal.

Kamala es hija de una científica india thamil y de un  profesor de economía de la Universidad de Stanford emigrado de Jamaica.  La nueva vicepresidente ha dicho varias veces que se siente representante de la mujer afroamericana y asiática.  Su nombre no es  un capricho de modernidad, sino que proviene de sánscrito y es el de una de las diosas  de la sabiduría. En concreto, Kamala, es la diosa hindú de la conciencia y la creación.

Kamala Harris, ex senadora por California,  juró sobre dos Biblias, una de ellas la de una amiga de su familia, Regina Shelton, y la segunda había sido propiedad del fallecido juez Thurgood Marshall, el primer afroamericano que formó parte del Tribunal Supremo. Les aseguro que Kamala no ostentará la típica vicepresidencia que semanas después de que el presidente toma posesión nos olvidamos de quién es su titular. Les adelanto que Kamala será alguien muy activa en la administración Biden y es posible que la candidata de las próximas elecciones.

Sí amigas y amigos, algo cambió ayer cuando el inefable Trump voló a su residencia californiana y Kamala juró su cargo. Se va una forma de hacer política y entra otra. Y esta vez el pronombre en femenino tiene su significado.