De Hossenfelder me interesan muchos momentos de su hablar y escribir –de su porte polémico frente a varios de sus colegas varones de la física. Es decir, de sus propuestas teóricas y de sus modos de debatir.

Pues, a veces llama la atención en el “mundo interno de los quántico-relativistas”, el nivel, la extensión y los tonos (de vez en cuando poco elegantes y algo “ordinarios”, en un sentido preciso de: a la manera “común y corriente” de discutir de la gente usando argumentos poco racionales), digo, de las discusiones entre algunas facultades y acadèmic@s de física de diferentes Universidades, por ejemplo, en los EE UU.

Sucede “como si” el pluralismo, digamos: perspectivista/subjetivista, de los modos posmodernos dentro de las Facultades de Humanidades de las Universidades actuales –tantas veces desprestigiados (con razones)–, tuvieran un correlato (de “co” y “relato”) en el modo del pluralismo interpretativo de las ecuaciones (más bien precisas ellas), que apasionan a estos científicos “exactos”.

Demos, nuevamente un “salto” discursivo (que debería comprenderse, en su “forma y contenido” aquí mismo). Escribe (o dice, más bien) J. Derrida –en una charla en Paris, 1968:

“Las diferencias son, pues, “producidas” —diferidas—

por la diferencia [différance]. ¿Pero qué es lo

que difiere o quién difiere? En otras palabras,

¿qué es la diferencia [différance]? Con esta pregunta

llegamos a otro lugar y otro recurso de la problemática”[1]

Uso amablemente a este Derrida para referir mi manera, algo  insistente, de escribir un “qué <es>” -–esta palabra “qué”, interrogativa y entre comillas, respecto de un “es” (doblemente destacado). Y recuerdo muy bien la impresión que, entonces, años de fines del siglo XX, cuando el filósofo chileno Iván Trujillo –el mejor amigo de Derrida en Chile–, añadió, a mis oídos, el “quién” (un quién-sujeto-consciencia, muy interrogativo, que dice “<es>”).

El “que <es>” (como generando “lo ente determinado”), y el “quien/sujeto” (metafísico tradicional de los discursos filosóficos), como el pensador que revela su metafísica. Adelantando, se trata del “qué” también de las “realidades físicas elementales” (y “más reales”), y del “quién” de esas polémicas acerca de llamado “observador-mensor” del “problema de la observación-medición” en la ciencia quántico-relativista.

Sabine Hossenfelder parece conservar la lengua metafísica que hace de algo como “las partículas elementales/subatómicas” el “sustrato material último de todo lo que hay” –-esos “sistemas físicos” dichos en nomenclatura matemática: el “electrón”, el “neutrón”, el “quark”–, todos los que funcionan como reducción a lo “más real de la realidad de las cosas”.

Pues, los científicos de la física actual parecen mantener el viejo reclamo moderno (desde el siglo XV europeo), que expresa que lo que ellos “observan/miden/explican”, <es> lo más real de lo real en el Universo (o Multiverso(s) –para importar una de las magníficas (aunque un poco inútiles), polémicas entre los físicos quántico-relativistas del siglo XXI.

Así, un poco superfluo lo que much@s –y ella misma al parecer-, refuta a los proponentes de la “string theory” como Leonard Susskind, Holger Nielsen, Yoichiro Nambu, Brian Greene, Michio Kaku.

Del un modo semejante a como algún@s hacen algún escarnio “científico-público” de las tesis de Roger Penrose (Nobel de física 2020), de conectar (y esta palabra es en él tremenda), fenómenos quánticos (por ejemplo, el entanglement, la conducta “partícula-onda”,…), con el comprender la palabra “consciencia/tener-consciencia/comprender”. Sabemos: Penrose propone que ningún computador “comprende”, sino sólo calcula (aunque casi infinitamente); que “algo sucede” en el cerebro humano, cuya comprensión (en el momento de comprender), es imposible en base a “reglas” (casi infinitas) de puro cálculo.

Heidegger lo había dicho unos 50 años antes: la ciencia, los científicos, no piensan; hay que encontrar el pensamiento meditativo y dejar el pensar calculante. Lo hizo en una de sus lecciones en Friburgo, hacia fines de 1951. Pronunció una frase llamada a ser fuente de controversias y de exégesis inacabables: “La ciencia no piensa”. La lección en la que aparece esta frase se publicará luego en su texto: “¿Qué significa pensar?”, de 1954. Esas exégesis “deben” resultar “inacabables” –para con/formarse al “movimiento <sin origen> de la diferencia” (differAnce)…, cuando dicho pasando de Heidegger a Derrida.

Por otro lado, mi profesor guía de la tesis de pregrado, me insistió varias veces –durante el proceso de mi meditación, con o contra él, en torno de aquella irónica “Introducción a la metafísica”, de Heidegger, m/m  de 1935)–, que “después de Ser y tiempo Heidegger devino un místico y dejó la filosofía”…

Lo cual, me parece, es hoy mismo equivalente a tildar de místico a “sir” Roger Penrose.

Ahora bien, ¿cómo ocurriría la “differAnce” entre Fritjof Capra (“El tao de la física”, 1975. Notemos esta proximidad: 1968, año de la differAnce de Derrida, tiempos de difusión del hipismo en aquel llamado, entonces con motivos, el “primer mundo”, y 1975, tiempos de disolución del hipismo en la decadencia de la mera droga, el mero sexo, y el rock meramente comercial), y Roger Penrose, ya en 1989 –años culmines de los jupies, herederos invertidos de los hippies–, con su publicación: “La nueva mente del emperador”.

Pues, probablemente, “como si” (un filosofema apreciado por Derrida) en Capra hubiera habido demasiado “hipismo”, mientras sir Roger se sabe y actúa, preciosamente, siempre, como “(sir)-un-caballero-de-su-majestad”. Hasta habla (o susurra) sonriendo constantemente –envuelto en una humildad transida de dignidad muy cool…

De manera que dejo esta columna aquí porque ya ocupa el tamaño deseado por esta plataforma. Continuaremos en otra –por ejemplo, ensayando correspondencias entre las polémicas entre físicos actuales –manejando interpretaciones muy disímiles, y a veces excluyentes, de las ecuaciones m/m “a firme y operativas” que ellos mismos validan–, y la propuestas de cierta filosofía contemporánea del par <Heidegger-Derrida>, acerca de lenguajes humanos y filosofías -–que “lenguaje” dice “todas y cualquier cosa como mediación”, y “los lenguajes” como efectividad de la acción humana en lo real. Que todo “es” lenguaje y, sin embargo, a veces, estamos, plenamente, en lo real de las cosas…

[1] Esta, y las demás citas de Jacques Derrida, las tomo de “La diferencia / [Différance]”, 1968. En la edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS , pgs. 11 a 14.

Artículo publicado inicialmente en el1uintopoder.cl