Seguramente, a partir de ese momento viviremos una realidad nueva que nos hará ver aspectos que en condiciones normales pasarían desapercibidos en nuestro día a día, y conoceremos un mundo donde conviven más familias y personas con idénticas angustias y miedos, y donde sus entornos personales, al igual que nos ocurrirá a nosotros, habrán despertado a un sentimiento común de apoyo y comprensión hacia todas aquellas personas en similar trance, sin distinción de su origen o condición. Es un sentimiento innato al ser humano ante la desventura ajena, que denominamos SOLIDARIDAD.
Seguro que ustedes pueden imaginar que cada vez que acompañásemos al hospital a ese familiar a un tratamiento contra el cáncer, por ejemplo, y nos encontrásemos con los “compañeros” de sesión, no podríamos evitar desear saber sobre su evolución desde la última vez, su situación, su estado de ánimo, si tienen noticias sobre otros que no hemos visto desde hace tiempo. Como si la unión y el apoyo común fuese algo innato en nosotros desde siempre.
Suelen ser este tipo de situaciones las que nos despiertan a cada individuo, a nivel personal, esa conexión especial ante las dificultades de otras personas, dejándonos huella durante un largo período de tiempo.
Pero al igual que normalmente es la aparición de una situación grave la que despierta nuestra dormida capacidad de solidaridad, cientos, miles de individuos en todo el mundo realizan a diario actos de solidaridad con otras personas a las que ni siquiera llegarán a conocer, demostrando que en esta vida no sólo hay sitio para luchar por tener más que el vecino o el compañero, a costa de cualquier cosa, sino que los mejores valores del ser humano están presentes en todos los rincones del planeta cada día, aunque el establishment mediático, respondiendo a otros intereses, no potencie su difusión porque los ejemplos de cómo avanzar hacia una sociedad con mejores personas, más justa y equitativa, no tiene que ser noticia.
Innumerables organizaciones no gubernamentales trabajan cada día por solventar todo tipo de penurias humanas en todo el mundo y, salvo aquellos casos en los que la avaricia humana y los intereses de unos pocos las pervierten, estas organizaciones son un ejemplo de lo mejor de nosotros, donde ciudadanos anónimos aportan su trabajo y esfuerzo, y donde los ciudadanos mediante su apoyo canalizan su sentimiento de que hay que colaborar para hacer de éste, un mundo mejor.
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