Lo cierto es que no conozco la profundidad de sus sueños, pero sí del mío. Sueño con un presidente de la República preparado, que domine varios idiomas y que no haga el ridículo cada vez que viaja al extranjero como tantos de nuestros primeros ministros, que sea del pueblo pero que tenga la preparación suficiente para que nadie diga que lo haría mejor un rey educado desde la infancia para serlo. Sueño con que este jefe de Estado, a pesar de proceder de un partido político concreto, sea capaz de representar a toda la nación y que sea respetado como tal por todos los ciudadanos, sea cual sea la ideología. Sueño con un presidente republicano que se entregue a su cometido sin caer en la tentación de utilizar sus privilegios para robar al país. Sueño con un jefe de Estado que no se parta la cadera cazando elefantes en Botsuana ni consienta ominosos palacetes en Pedralbes, pero que tampoco tenga en su partido evasores fiscales con cuentas en Suiza ni ladrones repartiéndose el dinero de los ERE. Sueño, en definitiva, con una república sin corruptos, que no mantenga mil instituciones (aunque no haya rey) inútiles como el Senado para sustento de cortesanos de partido o fracasados conspiradores con socialismo en la boca y chalés de lujo en Las Rozas. Sueño con un país que funcione y al que sus instituciones, republicanas o monárquicas, no lastren. Sueño con un país social donde la gente no pierda sus casas mientras se rescata a la banca y donde un expresidente balear condenado en firme pueda ingresar en prisión para cumplir su condena.
Sueño con una república que no fracase estrepitosamente ante el guerracivilismo de un país acostumbrado a resolverlo todo mediante la confrontación y el revanchismo. Yo sueño con una república para España, pero no con cualquier república. ¿Puede darme España una república como la que yo quiero? Decía Gay de Liébana que España es un país de chorizos. ¿Cambiaría eso una república o seguiríamos sumidos en la misma mierda, antes con un carcamal putañero y ahora con un hampón sobresalariado?
Sueño con una república defendida por verdaderos republicanos y no por aquellos hastiados del sistema que abandonarán el nuevo régimen en cuanto descubran que no es la panacea a sus males y que los poderosos son los mismos con corona o sin ella. Sueño con que al pasar el tiempo, no tengamos que decir “para este viaje no hacían falta alforjas”.
Tal vez no sueñe con una república, sino sólo con un país nuevo, puede que hasta con rey, pero que deje de ser una ciénaga de corrupción y que no huela a incienso y a sacristía. A fin de cuentas, ni todo lo que representa la monarquía es malo, ni el legado de Juan Carlos I es vano, ni el mayor problema de nuestro sistema de Estado es si hay rey o presidente.
Por principio, no puedo más que ser republicano y defender el derecho del pueblo a decidir la organización de su país, sin hipotecas del pasado ni miedo a la consulta democrática.
Yo votaría por la república.
Ahora bien, no por cualquier república.
No Comment