Estamos terminando otro año más y muchos de nosotros  esperando que concluya para empezar el nuevo año, y siendo optimista, viene cargado con los suficientes ánimos, lleno de esperanzas,  con ganas renovadas,  muchos deseos de bienestar personal, el de nuestra nación y  todo el planeta.

Como todos los años que nos han dejado, hemos tenido toda clase de vivencias a nivel personal, muchas de ellas agradables y desagradables, y  quizá unas hayan pesado más que las otras, pero con todo y eso, todos deberíamos tratar de reflexionar detenidamente y  darle también la suficiente importancia a otro tipo de vivencias que nos deja este año;  la estabilidad de la tierra que nos vio nacer, sería un buen ejemplo, porque de ella también dependerá la nuestra y el futuro de nuestros hijos, pues por mucho que tratemos de salir adelante solos, ignorando lo que sucede a nuestro alrededor, velando por nuestros propios intereses, no llegaremos a ningún lado, porque tarde o temprano la situación conflictiva del país termina afectando a todos, directa o indirectamente, porque formamos parte de la sociedad y de todos sus problemas así como también de sus posibles soluciones.

Hemos visto que a lo largo de la historia los buenos deseos para con nuestra nación,  se han visto cada vez más frustrados pues se hace evidente que cada año aumenta el porcentaje de quienes viven debajo del umbral de la pobreza y la continua violencia, y por lo mismo, cada año nuevo perdura el deseo y la esperanza de que los políticos fuesen más políticos, con la suficiente capacidad mental, comprometidos y democráticos,  no personajes ineptos y corruptos, sedientos de poder y cegados por su infame avaricia.  Y así, se nos pasa año tras año anhelando que las desigualdades existentes en la sociedad se reduzcan con un sentido y una lógica alejada a la búsqueda de la riqueza personal de quienes dirigen nuestro país.

Pero con todo y todo solo nos queda  desear que en el 2019 la plaga de la violencia desapareciera, que la represión se dejara de lado, dando primacía al diálogo, no sólo entre iguales, sino también con los oponentes; para que las esperanzas y deseos frustrados se convirtieran por fin en realidad, que la indiferencia de muchos se transformara en inquietud y participación activa para que las condiciones de vida de miles mejorara finalmente, pero sobre todo, que en la búsqueda de desarrollo las naciones no afectaran el medio ambiente que les rodea, tratando de buscar soluciones sostenibles con responsabilidad social, llevando acabo acciones de sensibilización para ser más respetuosos con el medio ambiente.

Mis deseos para la humanidad en general,  que cesara tanta violencia, maldad,  las injusticias provocadas por el control del poder político y  económico mundial, y definitivamente el que fuéramos mucho más responsables y comprometidos con nuestro planeta para no tener que preocuparnos por el calentamiento global y sus consecuencias trágicas para todos;  pero para ello debemos enfocarnos en la insensatez y ecuanimidad que tenemos en nuestro interior que hace inevitable el poder plenamente vivir en paz y llegar a tener una relativa felicidad.

Un mensaje en especial de solidaridad y empatía para todas las personas que son incapaces  de valerse por si  mismas, que necesitan de alguien para sobrevivir,  así como para todos aquellos que trabajan de sol a sol y aun así apenas les alcanza para subsistir, sin poder llegar a comprender el porque para ellos la Navidad y  el Año Nuevo no tienen mayor sentido.

También me resta desear que el próximo año podamos expresar más amor, amistad, participación, empatía, solidaridad, comprensión y apoyo para quienes lo merezcan, gozando de la suficiente  salud para poder realizar nuestras tareas y anhelos, esperanzados que se nos abra alguna puerta con la suficiente oportunidad para poder llevar a cabo todos nuestros objetivos, teniendo siempre presente nuestro compromiso de proteger el hermoso planeta azul, del cual dependemos todos, ya que no contamos con otro igual al cual pudiéramos mudarnos.

Y que a pesar de todos los grandes desafios, de todo corazón deseo que cada uno de ustedes mis estimados lectores y amigos, como mínimo, pasen una tranquila Navidad y un Año Nuevo con fe y esperanzas.

«Recibamos entonces la navidad con la reflexión de que Jesucristo vino al mundo para reconciliar a la humanidad pecadora,  que la navidad es capaz de convertir el dolor en amor, el rencor en perdón y desesperanza en sueños, ya que la navidad está llena del amor de Dios».