Situada en un promedio de apenas 50 m sobre el nivel del mar, en la ciudad de Managua predomina un clima tropical de sabana húmedo y seco, diferenciándose con claridad la estación de verano con temperaturas medias de entre 28º C. y 32º C, alcanzando hasta los 38 grados en los meses más cálidos, de la estación de invierno que se prolonga de mayo a diciembre. Los meses de diciembre y enero son lo más frescos del año, marzo y abril los más cálidos. Las precipitaciones anuales están en torno a los 1.200 mm. anuales. (1)
De forma alargada, la ciudad se extiende más de 20 Km. de norte a sur, desde la orilla del lago Xolotlán o de Managua (43 m. de altitud) hasta la Sierra de Managua (700 m. de altitud). La población total de la capital nicaragüense es de 2.200.000 personas repartida en una extensión superficial de unos 290 Km2. El Municipio de Managua se divide en 5 distritos conformados por 137 barrios, 94 residenciales, 134 urbanizaciones progresivas, 270 asentamientos humanos espontáneos y 21 comarcas. (2)
ORIGEN Y ETAPA COLONIAL DE MANAGUA.
Poblada desde la Antigüedad (desde hace unos 15.000 años), Managua fue siempre un lugar actractivo de habitar debido a la abundancia de agua y pesca de sus lagos y por su suelo fértil. Según el historiador Tomás Ayón: “los caribises fueron los primeros habitantes de Nicaragua, quienes se establecieron en lugares cercanos a los lagos y a la costa del Pacífico y se dedicaban a la caza y a la pesca”. Posteriormente, entre mediados del s. VII al s.X, d.C, el dominico Juan de Torquemada señala en su obra que se establecieron los nicaraos una tribu procedente del norte. (3)
A los españoles les costó mucho conquistar la plaza indígena de Managua ya que ésta fue defendida férreamente por más de diez mil guerreros con arcos y flechas, a pesar de que la ciudad estaba situada en una zona llana y sin fortificación alguna y era un pueblo pacífico de pescadores.
En el año 1524 cuando los españoles conquistaron la plaza indígena de Managua, Las crónicas españolas indican que: “Era una plaza indígena de gran hermosura que se estiraba como una soga luenga a lo largo de la costa del lago Xolotlán, en donde vivían unos 40.000 indígenas y sus caseríos se prolongaban hasta la laguna de Tiscapa, en medio de bosques nutridos o espe sos”.
Esas crónicas españolas refieren a Mateare, Managua y Tipitapa formaban parte del Cacicazgo de Tipitapa, ubicado a la llegada de los españoles en las cercanías del río Sabalos, es decir, de donde es la actual Garita de la Policía de Tipitapa, en la carretera norte, hacía el noroeste, donde está la llamada “Presa Piscina de los Sábalos”.
En el marco de la promulgación de las Leyes de Indias, el Rey había ordenado que todos los terrenos vacios o baldíos fueran entregados con sus correspondientes títulos de propiedad a los nativos que carecían de tierras, dando orígen a los primeros deslindes de tierras en la ciudad, colocando el mojón guía al sureste de las sierras en un sitio que mucho tiempo se conoció con el nombre de “Rancho del Obispo”, situado en lo que hoy es Ticuantepe. Luego, según refiere el historiador Heliodoro Cuadra, la línea deslindante tomaba rumbo Norte hasta llegar a una demarcación que se conocía como Boca de los Sábalos, de allí partía hacia Occidente hasta la Punta de Chiltepe, un poco más allá de la laguna de Asososca, en donde concluía la extensión rural del poblado colonial de Managua. (5)
A principios del s.XVII el carmelita Vázquez de Espinosa describe la ciudad de Managua: “Cinco leguas de tierra llana (desde Matiari) con florestas y arboledas en las cuales hay algunas estancias de ganado mayor y obrajes de añil (que de uno y otro hay mucho en esta provincia) está el pueblo de Managua fundado a la orilla de la laguna; el pueblo es grande de mucha amenidad… Cógese en este pueblo cantidad de maíz, fríjoles, con otras semillas y legumbres;… Hay en este pueblo muchas frutas de la tierra regaladas…Viven en él muchos españoles, y en los tambos o ventas; hay mercaderes que llaman quebrantahuesos o mercachifes, por ser sus cauda les cortos. Venden entre los indios ropa de la tierra y de España, sombreros, cuchillos y otras menudencias, cacao, que les sirve de moneda, rescatan o truecan unos géneros por otros” (745) (Vázquez de Espinosa, p. 193).
Como había sido normal en la actividad económica indígena, los indios siguieron comerciando en los tiangues o plazas, valiéndose del cacao como moneda. Pero también circulaba la moneda española pues con un “real” podían comprar bastante cantidad de productos, según cuenta Vázquez de Espinosa (Doc. Nº. 18). En la medida en que se fue consolidando la colonia, los españoles en las ciudades y pueblos grandes establecieron pulperías y tiendas. Las pulperías, cuyos propietarios solían ser españoles pobres, vendían productos de la tierra. (6)
A mediados del s. XVIII, en 1751, el Obispo don Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, hizo un amplio relato de Managua señalando, en primer lugar, su situación geográfica: “Su situación es de lo más alegre y deleitable que pueda contemplarse; extiéndese a la orilla de una laguna que, a primera vista, parece el mar. El agua es dulce, gruesa y potable y abundan en ella los peces, aunque pequeños y poco gustosos”.
Parece ser, según este informe, que la pesca tenía todavía bastante importancia a mediados del s.XVIII. “Los naturales de Managua defienden como regalía propia, el ejercicio de la pesca en las riberas de su pueblo”.
Después el informe señala las características de la iglesia parroquial y más someramente otras existentes en aquel entonces: “La iglesia parroquial está como a una cuadra de la playa; es mediana, de tres naves, sobre horcones, de adobe y de teja. Tiene por Santo titular a Santiago, una sacristía y un atrio cercado por tapias; carece de torres…tiene cuatro altares con retablos y frentales dorados, ornamentos pocos y viejos”. “Las iglesias de Veracruz, San Miguel, San Mateo y San Sebastián, hállanse repartidas por el pueblo y son de la misma fábrica que la parroquial”.
Por último este interesante informe del Obispo Pedro Agustín hace referencia a la construcción de las casas, su número, el total de familias que se asi entan en ellas y, por último el total de vecinos que pueblan Managua: “Las casas de teja son nueve y las de paja cuatrocientas cincuenta y seis, separa das las unas de las otras, y en un radio de media legua. Fuera de éstas, hay cuarenta y siete de la misma especie en varias haciendas de ganado mayor y trapiches, que se numeran en el territorio”. “Existen setencientas cincuenta y dos familias, cuatro mil cuatrocientas diez personas, de todas las eda des, así de ladinos como indios; pagan éstos de tributo anual mil doscientos pesos”. (7)
LA CIUDAD DE MANAGUA EN EL SIGLO XIX.
A lo largo del s. XIX Managua se convertirá de hecho en una ciudad y en la capital de Nicaragua. El 24 de marzo de 1819, fue bautizada como Leal Villa de Managua y años más tarde, el 24 de julio de 1846, la Leal Villa fue elevada al rango de Ciudad con la denominación de Santiago de Managua, llamándosela luego Managua. El 5 de febrero de 1852, Managua se convierte en la capital de Nicaragua.
Podemos hacernos una idea de la ciudad de Managua a lo largo del siglo XIX siguiendo las crónicas e informaciones de eminentes extranjeros que visitaron la ciudad.
Roberts, en 1822, describe la ciudad de Managua: “Sus calles son anchas y trazadas a cordel, y forman manzanas como en León. Tiene seis iglesias, la del Padre Irigoyen y una o dos más son grandes y hermosas. Las casas son, por lo común, de dos pisos, entejadas, de adobe y encaladas; en cuanto a comodidad y construcción son similares a las de Granada y de León. Vi tiendas con ventas de vinos, aguardientes y otros licores. El pan, los quesos nacionales, dulces, café, y azúcar ordinario de pilón, son artículos que se venden casi en toda casita indígena”. (8)
Haekens, en 1838, nos dice que en ese año se produjo una epidemia de cólera muriendo 600 personas de los 12.000 que constituían la población total de Managua. No obstante consideraba este lugar como muy saludable con un índice de mortalidad que rara vez superaba el 1%. (9)
El capitán francés Gabriel-Pierre La Fond, en 1849, realiza una descripción de Managua, indicando su población y a qué actividades económicas se dedican sus pobladores e incluso demanda una nueva colonización europea o americana en esa zona “ La población actual de Managua es de unos diez o doce mil habitantes que viven de la más sencilla manera imaginable, manufacturando lo estrictamente necesario para cubrir sus limitadas necesi dades; su comercio es raquítico. Las tierras circundantes son ubérrimas y capaces de soportar una gran población. Las laderas de las sierras que separan al lago del Océano Pacífico son muy apropiadas para el cultivo del café, y la calidad de la que se cosecha en las pocas haciendas que hay allí es considerada tan buena como el de Costa Rica, el que sólo es inferior al de Mocha de Yemen, en Arabia. Este valioso grano puede cosecharse en Nicaragua en cualquier cantidad, y a un costo relativamente bajo; pero la situación del país y la falta de espíritu emprendedor de sus habitantes han impedido que se le dedique más atención a esto, así como también a toda otra rama industrial o fuente de riqueza. No hay ningún otro lugar en Nicaragua que, por su posición topográfica, belleza, salubridad y capacidad de producción, supere los alrededores de Managua; y es este, me parece, el punto más favorable para el comienzo de una colonización norteamericana o europea”.(10)
La más completa crónica sobre Managua de mediados del siglo XIX se debe a Ephraim George Squier, nombrado en 1849 Encargado de Negocios en Centroamérica, por el presidente norteamericano, Zachary Taylor. Ade más de sus extraordinarios relatos, le acompañó el dibujante James McDonought, quien realizó las ilustraciones, las primeras que se conocen de Mana gua, entre ellas las de la plaza, donde está ahora la fuente; la laguna de Asososca con el petroglífico de Quetzalcoatl; viajeros descansando a orillas del lago Xolotlán.
En su obra: Nicaragua de Océano a Océano; Squier hace una extenso relato, cuenta que “Managua es un pueblo grande, y debido a la rivalidad entre Granada y León es la capital nominal del Estado. Es decir, la Cámara Legislativa sesiona en Managua, pero el personal, los funcionarios y los archivos del gobierno se encuentran todos en León. Su ubicación, a orillas del lago de Managua, fue muy bien escogida. Del lago obtiene la gente grandes cantidades de una variedad de pescaditos, no mayores que un dedo meñique, llamados sardinas, los que fritos o revueltos en una omelette,hacen un apetitoso plato, apreciado en toda Centroamérica”.
Cita también Squier que: “Los primeros pasajeros entre California y los Estados Unidos, vía la ruta de Nicaragua, desembarcaban en El Realejo y de ahí pasaban por tierra hacia Granada, haciendo en Managua una parada intermedia. A raíz de esto, la gente, con la misma sagacidad de la vieja que mató a la gallina de los huevos de oro, de inmediato transformaron sus casas en hoteles, y cobrando precios exorbitantes, imaginaban que pronto serían ricos. Las propiedades duplicaron y cuadruplicaron su valor material, y todo transcurría conforme al más común principio de la alta presión mercantil. Los timados pasajeros, empero, escribían a los suyos en California para hacerles la reseña y disuadirles de seguir sus pasos. Por consiguiente, pronto Managua tornó a su anterior monotonía; con todo, se animó un poco con nuestra visita”. (11)
En enero de 1851, llegó a Managua el alemán, Julius Fröbel, que relata el terremoto que afectó el lago de Managua, escribió: “A mi paso por la orilla del lago de Managua vi muestras evidentes de niveles más altos dejados por las aguas del lago que han ido descendiendo gradualmente o a interva los, como bien puede verse en las huellas dejadas en las rocas, si el bien producido por el terremoto, la lenta y gradual substracción de sus aguas, que seguían creo sigue todavía, puede haber sido causado por la acción combinada por el drenaje subterráneo y la evaporación; y acaso esto último sólo baste para explicar el hecho. El lago es poco profundo, salvo en el centro”. Calculó la población de Managua entre 12 y 13 mil habitantes. (12)
En 1858, el alemán Karl Scherzer da los motivos por los que, según su parecer, Managua es la nueva capital de Nicaragua a pesar de su escasa población:“ La rivalidad que existía entre Granada y León dio a Managua el ser capital de la República. Y como tal cuenta con un Palacio de Gobierno que tiene corredores pintados de verde, obra del General Martínez; cuenta además con la presencia de las autoridades gubernamentales y de los miembros del Congreso, así como con una muy buena banda militar que todos los días a la hora del cambio de guardia, da un concierto. Mas, aparte de estas ventajas accidentales, no tiene otro mérito que su admirable posición. Situada topográficamente mejor que Granada (que está a un kilómetro del lago), Managua descansa sobre la propia ribera de su lago, desde donde se contempla el ininterrumpido perímetro de su vasta superficie has ta topar con los perfiles irregulares de las montañas de Nueva Segovia, a excepción de la parte occidental que oculta una península montañosa. Este es uno de los más hermosos parajes en que puede edificarse una ciudad, y, en manos de gente más inteligente y emprendedora, sería una maravilla. Desafortunadamente, sus habitantes son los más pobres y desmoralizados de Nicaragua. Sin empresas que le den vida, la ciudad ha perdido toda esperanza de prosperar con el repetido fracaso de las industrias extranjeras que han tratado de establecerse allí. Esta capital no tiene siquiera mercado, y lo que son legumbres no se ven ni por asomo.
En realidad, Managua no es más que una gran aldea que ocupa una media legua cuadrada de superficie con cuatro o cinco iglesias y casas desperdiga das que se pierden en los montes vecinos. Al igual que Granada toma de su lago el agua para beber, y con sólo ramas las mujeres pescan sardinas que tienen el sabor de nuestros gubios del Sena…” (13)
Según nos relata el ingeniero francés Félix Belly, en 1869, la ciudad de Managua no poseía ningún edificio notable: “Managua no es más ahora que una ciudad de 6 a 7.000 almas, no empedrada, que toma el agua de su lago, y no posee edificio alguno notable. El frontispicio de la parroquia amenazaba ruina, y últimamente se ha mandado demoler con intención de volverlo a levantar sobre un plan más elegante, una torre de piedra de canto, empezada hace 10 años, se eleva algunas varas a la izquierda del monumento, sin poder acabarse. El Palacio Nacional es un gran edificio cuadrado y bajo, con balcones al estilo español, pero sin ornamentación alguna al exterior, y sin carácter arquitectónico. En el interior, las salas destinadas al Congreso y al Presidente son un poco más adornadas. En la misma plaza, inmensa y desnuda, donde se encuentra el Palacio y la parroquia, se eleva un edificio en que se han instalado un cuartel, el presidio y el cabildo.
Las otras iglesias de Managua son las de Candelaria, San Miguel, San Sebastián y San Antonio; no contienen absolutamente nada que merezca mencionarse. Cada una de ellas corresponde a un cantón que lleva el mismo nombre”. (14)
Todavía la ciudad de Managua, según nos relata Pablo Lévy, en 1871, era un extenso conglomerado de viviendas desparramadas a lo largo de una calle: “Managua es simplemente un extenso conglomerado de viviendas desparramadas. Tiene una plaza y una calle principal con casas de adobe y piso de tierra o ladrillos, como las de Granada y Masaya. En la plaza hay una iglesia, un cuartel, y la casa del gobierno sobre la que flamea el pabellón nacional. Las calles no tienen pavimento, y el lugar, en fin, es un cuadro de angustia e indigencia.
Managua es desde hace algún tiempo la capital de la República, el Presidente se aloja en una residencia que da a la plaza. La ciudad cuenta con unos diez mil habitantes; las casas están a la orilla del lago, pero este no parece servirle de mucho en el comercio. No vi un solo barco en sus aguas, y los bongos y canoas varadas en la costa eran de la más rudimentaria construcción, la más vasta que jamás he visto en el mundo, sin excepción de lugar alguno”. (15)
Sin embargo, en la última década del siglo XIX, la capital nicaragüense va a experimentar notables transformaciones como el poseer agua potable o fábrica de hielo o disponer de algunos talleres y oficina de telégrafos, según nos relata Pim: “En virtud de su posición geográfica central, Managua está mejor situada que las otras ciudades para ser capital del país. Las oficinas del gobierno, los cuarteles y de más edificios públicos están en la plaza; todos son de dos pisos, de piedra caliza, y no se distinguen por su belleza arquitectónica…
Managua es la única ciudad de Nicaragua que tiene agua corriente, y la única también con fábrica de hielo que se produce en cantidades suficientes para abastecer a las ciudades del oeste de los lagos a razón de cinco centavos la libra; el negocio es una mina de oro. Los talleres de reparación del ferrocarril están igualmente ubicados allí, hay además una fábrica de jabón, una de mecates y varias otras de pequeños artículos de uso doméstico.
Allí está localizada también la oficina de telégrafos, propiedad del gobierno, que presta un servicio barato y más o menos bueno en todo el país. Cabe decir aquí asimismo que Nicaragua cuenta con un excelente servicio postal. Varios vaporcitos construidos en Inglaterra, y de propiedad gubernamental, hacen el tráfico entre Managua y Momotombo, sirviendo de enlace entre el trecho ferroviario de ese último lugar y Corinto y el de Granada-Managua.
En cuanto a las casas de Managua es poco lo que podemos decir. Son por lo común parecidas a las de Granada, pero a veces muestran cierta tendencia a separarse del estilo usual, y un residente de gusto americanizado estaba construyendo, cuando yo estuve allí, una quinta de tipo “Queen Anne” en una lomita con vista al lago. Al lado oriental de la plaza hay una gran iglesia con fachada de dos torres donde los domingos por la mañana se celebra misa a la que asisten el Presidente y su Gabinete. La banda de los Supremos Poderes, que dicho sea de paso tiene elegante uniforme y la integran excelentes profesores, toca siempre en esa misa. El viajero la pasa en Managua mejor que en cualquier otra parte del país. Hay allí tres hoteles, dos de los cuales -uno de un inglés y el otro de un italiano- sirven exquisita comida; los aposentos, en cambio, dejan mucho que desear”. (16)
Por último, Williams E. Simmons, en 1893 hace un informe muy detallado de cómo era la ciudad de Managua a fines del s. XIX: “Capital de Nicaragua, Managua es una bonita ciudad a orillas del lago del mismo nombre. Tenía 27.000 habitantes el 1 de enero de 1891. Dos líneas telegráficas (una, de la oficina central, otra, del Palacio Nacional); teléfono con Masaya y Granada. Es el punto de partida del ferrocarril de Granada; se haya en rápida comunicación con Corinto por medio de los barcos de vapor nacionales del lago de Managua y del ferrocarril de Momotombo, León, etc. Un gran muelle de madera para los barcos de vapor, prolongado y mejorado en 1892, se adelanta en el lago. El anclaje de los muelles es apenas suficiente para la regulación del servicio de los cinco vapores nacionales, les es reservado especialmente.
Sin embargo, las embarcaciones de los particulares pueden servirse del mismo, sin pagar derecho, para el cargamento y la descarga de maderos para la tintorería y la construcción. De Managua, en vapor, se tarda 1 hora y 40 minutos para llegar a Tipitapa, 2 horas para Mateare, 3 horas para San Francisco, 5 horas 30 minutos para El Obraje, San Roque y Momotombo (vapor directo), y 8 horas por vapor costero. Los precios de pasaje, ida y vuelta, varían entre $0.50 y 1 peso. El flete $0.15 el quintal español. Hay aproximadamente cuatro salidas por semana para Momotombo y dos para las otras escalas. Son precisamente estas facilidades de comunicaciones que ponen a Managua en contacto con todas las partes de la República que han llevado a crear en Managua, en 1888, el Banco de Nicaragua con un capital de $2.000.000,y sucursales en León, Granada, San Juan del Norte, Masaya, Rivas, Chinandega, Matagalpa. Este establecimiento ha prestado servicios al país y está llamado, al igual que otros del mismo género, a continuar prestándolos. De Managua se puede llegar al distrito minero de Prinzapolka solamente después de un mes de viaje (vía San Juan del Norte).
Las calles son anchas y rectas. Entre los edificios públicos hay que citar el cuartel principal y el Palacio del Gobierno con hermosos despachos y salones, el Hospital, el Instituto Nacional Central y la Escuela Normal de varones, ambos actualmente en construcción; la Penitenciaría, la iglesia de Candelaria y la Escuela de Artes y Oficios que tiene una maquinaria especial francesa instalada por franceses. Actualmente se ha convertido en taller de reparaciones del ferrocarril y de los barcos de vapor nacionales; está dirigida por un yankee. Además de esta máquina de vapor del taller del ferrocarril, Managua posee otras más: cinco utilizadas en aserríos y en máquinas limpiadoras de café (tarifa: 45 centavos el quintal con broza, 80 centavos el quintal sin broza, 50 centavos el transporte de 25 quintales en el interior de Managua); una para la fábrica de helados (que produce un rendimiento mensual del 2 ½ por ciento); y otra utilizada por la Compañía de aguas (bomba elevadora de vapor). Esta sociedad trae a domicilio el agua potable del lago de Managua, a través de una tubería de 8 millas de largo y sirviéndose de grandes depósitos que se llenan diariamente de hasta 2 millones de galones, estando en la colina de Tiscapa. La Compañía Aguadora cobra 35 centavos por pie de tubo, instalación y accesorios, y 2 pesos por un mínimo de 2 mil galones de agua; por cada mil galones más, los precios varían entre $0.30 y $1, según la calidad.
Managua cuenta con numerosas escuelas primarias para ambos sexos; una escuela superior de señoritas, el colegio de señoritas La Esperanza; el colegio mixto, con clases primarias y secundarias. Managua posee un parque, adornado con frutas y flores del país. Hay tres clubes: el Club Social, el Club de Artesanos, el Club Republicano y una Cámara de Comercio, crea da el 12 de octubre de 1892. El lugar del lago donde toda la gente se baña tiene las tres demarcaciones siguientes: aguas potables, baños para mujeres y baños para hombres. Managua es uno de los centros comerciales y agrícolas más importante de la República y adquiere cada año una mayor extensión. La feria del 3 de mayo, llamada de La Cruz, comercial y agrícola, es ocasión de transacciones considerables.
Por lo demás, es una de las ciudades de Nicaragua que más ha progresado en estos últimos tiempos. La población ha aumentado en una proporción del 150 por ciento durante los últimos treinta años; el valor de los bienes raíces en este lugar se ha duplicado cada diez años en la misma época. Las tiendas o bazares de Managua están bien surtidos como los mejores de León, Granada y Masaya. La producción agrícola cubre la mayor parte de sus importaciones. El ganado es alimentado de manera racional en los pastos cultivados. Los mozos de fincas ganan generalmente 50 centavos (2 francos) al día, con la comida. Para finalizar, citemos la existencia en Managua de fábricas de aceite de ricino, de ladrillos, de hamacas, cordeles, sombreros de paja, de puros; también de 4 panaderías donde se hornea el pan siguiendo el método francés; de un gran taller de encuadernación del gobierno muy bien dirigido por un francés; y finalmente de queserías bien instaladas. Hay en Managua arquitectos y constructores en carpintería, herrería, fabricantes de muebles, puertas, ventanas, escaleras, rejas y balcones. Las profesiones de la capital se dividen de la manera siguiente: 5.000 obre ros agrícolas u otros, 1.000 agricultores, 150 militares, 100 carreteros, 100 lavanderas, 100 leñadores, 100 marineros, 50 músicos, 50 cigarreras, 40 costureras, 40 topógrafos, 30 profesores, 22 comerciantes, 20 taquilleros (que expenden bebidas alcohólicas), 20 zapateros, 20 herreros, 19 barberos, 15 médicos, 15 cocheros, 13 abogados, 12 panaderos, 10 carniceros, 6 carpinteros, 7 albañiles, 6 ebanistas, 4 eclesiásticos y 3 farmacéuticos.
Hay además los hoteles siguientes: el Gran Hotel Managua (del italiano J. Lupone), el más grande del país que comprende el antiguo Hotel Nacional como dependencia; el Hotel Nuevo, el Hotel de Italia y una casa de huéspedes. Existe también una orquesta formada por jóvenes aficionados que pertenecen a las principales familias del país, y una biblioteca circulante. Periódicos: La Gaceta oficial, el Diario de la Capital, y El Siglo XX.
Managua exporta anualmente 80.000 quintales de café aproximadamente, así como maderas de cedro, pochote, caoba y níspero abundantes en esta región. La madera de construcción se vende en la ciudad de 12 a 20 francos el desisterio y la madera para leña 5 francos el estéreo. Los peones son pagados 3 francos al día. Una sociedad protectora de animales se encuentra en vía de formación. Hermoso teatro. En las fiestas de La Cruz, de Candela ria y de San Sebastián tienen lugar corridas de toros en la plaza pública. La policía urbana se encuentra bien organizada y comprende cuatro secciones; una sección montada acaba de serle agregada recientemente”. (17)
En los últimos años del s. XIX se produce un fuerte terremoto en Managua. En la mañana del 29 de abril de 1898 una fuerte temblor de tierra llenó de pánico a la capital. Cayó el techo del Banco de Londres donde pereció un hombre; lo mismo que el cimborrio de la Parroquia, que era una esfera de piedra como de tres metros de circunferencia, y cuya mole, al caer, quedó sepultada como media vara en el piso.
También en Managua seguía aumentado su comercio incluso con almacenes y tiendas de origen Oriental. Surge el primer almacén chino de “sedería y ropa hecha” de Min Sun Lon; y uno turco, el de Noma Tala Chajin. Cuarenta años más tarde las tres cuartas partes del comercio de la ciudad están en poder de turcos y chinos. Una cuarta parte solamente será nacional. Al paso que vamos en Managua no habrá ni un solo comerciante nicaragüense. (18)
En definitiva, Managua, a fines del s.XIX era una ciudad en crecimiento tanto demográfico como económico que nada se parecía al villorrio del siglo anterior. Siguiendo los relatos de Pim y Simmons Managua había más que duplicado su población pasando de unos 12.000 habitantes en enero de 1851 a 27.000 en enero de 1891. Además, ya estaba consolidada como una ciudad burguesa en constante crecimiento especialmente en los servicios públicos como: El Banco Nicaragüense, telégrafos, teléfono…,transporte público (barco a vapor, transporte por carretera y ferrocarril) y todo tipo de actividades terciarias (hoteles, tiendas, escuelas, hospital, imprentas…).
Las actividades primarias no eran, para nada, desdeñables ya que ocupaba a unas 6.000 personas y exportaba gran cantidad de café y madera (principal mente de cedro y caoba) dando lugar al funcionamiento de 5 serrerías para tratar esta madera noble. También se pretendía el autoconsumo de la ciudad en productos hortofrutícolas y carnes.
La industria estaba constituida por pequeñas fábricas y talleres artesanales destacando las fábricas de pan, de helado, de aceite de ricino, de ladrillos, zapaterías, tejidos, sombreros y taller de encuadernación.
Como ciudad burguesa y capital de país no podían faltar edificios emblemáticos como el Palacio del Gobierno o el Instituto Nacional Central así como lugares para pasar el tiempo libre de ahí la existencia de un extenso parque, denominado Parque Central, inaugurado en 1896 siguiendo el plano del francés Louis Lairac. Dicho parque estaba adornado con plantas y árboles del país y la obra alcanzó la suma de 10.500 pesos. También la ciudad disponía de varios clubs, Cámara de Comercio, teatro y corridas de toros en la plaza pública.
LA MANAGUA ACTUAL.
El inicio del nuevo siglo traerá para Managua un nuevo signo de modernidad. En enero de 1900 llegó el primer cinematógrafo Lumiére y se instaló en el Teatro Castaño que estaba edificado al costado sur del Palacio Nacional. Eran películas cortas, sin argumento, y motivadas en escenas del natural. Eran las primicias del cine mudo.
La catedral es uno de los símbolos de la introducción de la modernidad arquitectónica. Con ella, en principios, se introdujeron en este siglo, nuevos materiales constructivos como el hierro (perfiles metálicos de variados tipos doble T y C) y el cemento en la construcción. Esto fue en el país novedoso desde todo punto de vista porque en el país por falta de desarrollo y por las relaciones de dependencia internacional, se utilizaban en todos sus edificios, materiales y sistemas de madera y tierra, como el adobe y el taquezal.
En 1931, después de cuatro años de iniciadas las obras de catedral, a pesar del terremoto quedaron incólumes las estructuras metálicas, la armazón estructural que era el esqueleto del nuevo edificio de esta iglesia, lo que fue una luz de esperanza para el futuro de las nuevas construcciones de salir ileso, ante este tipo de catástrofes como el terremoto de ese año, que tiraron al suelo, en asfixiantes nubes de polvo la mayor parte de la Managua de entonces.
La catedral de Santiago de Managua fue para entonces, el edificio símbolo de la reconstrucción del país de la primera mitad del siglo. Hablando de la innovación de los sistemas constructivos, que dieron pase a la definición de una arquitectura moderna como estilo en el mundo, la catedral participa de una corriente premoderna plena.
Una arquitectura que encierra en sus componentes, hierro y cemento, los nuevos materiales que definieron la original arquitectura del siglo. Pero que no tuvo en sí la propuesta del hormigón armado, sistema constructivo que en esta centuria, rompió con una forma de construir de siglos.
El concreto u hormigón armado, pieza o conjunto de elementos que tienen perdida entre su masa una armazón de varillas de hierro, estribos y alambres que le dan consistencia o; piedra menuda, cemento y arena que cubren rellenando todas las partes metálicas haciendo monolítica una pieza de construcción planificada y moldeada de previo, sin embargo no fue aplicado en catedral. (19)
En 1936 ya levantadas las principales partes del edificio futuro símbolo de Managua, parajódicamente, se construía en Pennsylvania, EE.UU la casa Kauffman, o Casa de la Cascada, del Arq. Frank Lloyd Wright probablemente el edificio más famoso de la arquitectura moderna de todos los tiempos. Una casa con voladizos en hormigón armado de hasta diez metros de longitud. En la catedral de Managua, se aplicaron los materiales pero no se aplicó el sistema constructivo símbolo de la arquitectura moderna: el concreto armado.
Hablando de estilo la presencia formal de la catedral de Managua es totalmente tardía. Sus formas y apariencias citan la fachada de la iglesia de San Sulpicio en el París de 1977. Una obra realizada por el arquitecto Servandoni en el mejor estilo clasicista de la época dentro de la tendencia neoclásica.
La presencia de este estilo, tomado de esta fachada para catedral en toda su apariencia, pero con algunos pequeños cambios, como la incorporación de un frontón griego que documenta una violenta escena de Santiago a caballo en plena acción de matar moros, y la terminación de la torre en pequeñas cúpulas; es claro desde todo punto de vista.
A manera de la escenografía de lo mejor del estilo neoclásico en la catedral de Managua, aparecen como detalles decorativos formas historicistas que remiten a la antigüedad del clásico griego: frontones triangulares, cornisas, entablamentos, uso de varios órdenes, entre ellos el dórico y el jónico con sus basas y capitales. Romanas como el orden toscano. U otras formas de características más recientes como los arcos con claves decoradas o fron tones curvilíneos de sabor renacentista. Sin embargo la catedral de Managua recoge desde su planta y alzado toda la herencia de la arquitectura cristiana. Vista desde arriba el edificio desde sus cinco naves con transepto se alza un volumen que forma una cruz latina en cuya intersección de brazos se encuentra el ara o mesa del altar. La orientación del cuerpo de la iglesia es Este – Oeste, de tal manera que a la hora de elevar la hostia consagra da ésta se levanta y ve hacia el lugar donde el sol nace. (20)
Dos gigantescos terremotos le retrocedieron el progreso; el primero en la Semana Santa de 1931. Managua fue destruida casi totalmente por un violento terremoto, pero se reconstruyó rápidamente con sólidos y majestuosos edificios de estilo arquitectónico moderno. El segundo terremoto fue en la Navidad de 1972, también de fuerte intensidad (6.5, en la escala de Ricter) que la destruyó nuevamente, especialmente la “Antigua Managua” y que ocasionó unos 19.300 muertos y más de 20.000 heridos. Desde entonces se ha desarrollado un largo proceso de reconstrucción, que ha tenido notables avances durante la última década. (21)
Se puede ver Managua en su parte central y su famosa Avenida Roosevelt, con sus comercios y bancos. Su magnífica estructuración arquitectónica le dio el mayor realce al La Avenida Rosevelt, que, como hemos destacado antes, era una de las principales arterias comerciales del Managua de ayer. Es el sector de La Loma de Tiscapa donde se encuentra la Casa Presidencial y la Laguna de Tiscapa. El Banco Central era el rascacielos más alto de Managua para la década de los años 60 con 16 plantas y el terremoto lo dejó con graves desperfectos. (22)
A nivel urbanístico, según los artículos publicados por Mumford en el Nuevo Amanecer Cultural, la curiosa y muy peculiar interpretación del simbolismo de la ciudad moderna, de avenida por nuestra capital, la cual carece de puntos focales determinantes que justificarían sus numerosas tan to como inútiles, y desde un punto vial contraproducentes, rotondas.
Otros fenómenos recientes, son, por un parte, desde el terremoto del 1972, el proceso incoherente y salvaje (en el doble sentido de no planificado y de producto de un capitalismo constructivista salvaje) de conurbación en Carretera Masaya y en Carretera Sur, ahora también en Carretera Vieja a León, y por otra parte, en los últimos años, la aparición, ideológicamente sostenible y éticamente justa, pero estéticamente insostenible y desde un punto de vista primero de los datos mundiales ya dados desde hace tiempo atrás por la sociología de la ciudad y segundo de preservación del patrimonio y del medioambiente totalmente desubicado, de las famosas “casas del pueblo”.
Casitas que, si bien resuelven el problema de la vivienda a la gente más pobre y necesitada, no presentan ninguna característica arquitectónica valiosa, por lo que se vienen sumiendo al panorama desolador de nuestra ciudad capital, empeorándolo más aún todavía. Provocando, por decisión política correcta, una vez más, desde un punto de vista social, pero incorrecta desde un punto de vista de gestión territorial y urbana, la destrucción de los pocos edificios que habían sobrevivido al evocado terremoto de 1972.
Así se sobrepusieron las razones sociales a la preservación patrimonial. Lo cual, en primera lectura, es perfectamente válido, y hasta de alabar. Pero esta primera lectura, es, como lo son la mayoría de las veces las primeras lecturas, muy errónea. De hecho, ubicar en el mero centro de la ciudad, que es, queramos o no, de representación y etiqueta (de hecho imaginamos que por eso mismo se ha últimamente rescatado el antiguo Parque Central Rubén Darío, poniéndole luces nocturnas para el disfrute del pueblo, a pesar de que este lugar sea, hoy en día, de lo más excéntrico, respecto de la nueva ” desorganización” de nuestra ciudad-capital – la misma razón que, en gobiernos anteriores, hicieron que se pusieron la también famosa Concha Acústica en el misma malecón, que está pegado al Parque Darío, a pesar de que los conciertos se dan comúnmente al otro lado de la ciudad, en puntos directamente opuestos: en un solar contiguo al edificio Pellas, o en otro del Centro Comercial Galerías Santo Domingo, la Concha sirviendo por ende exclusivamente para manifestaciones políticas que, realmente, no la necesitan, lo que revela claramente que la elección del lugar de ubicación de ésta correspondió más a razones de simbolismo del lugar que de uso real o de adecuación con la centralidad del mismo en el ámbito ciudadano de la Managua post-terremoto y post-guerra “conurbanada”, de hecho, ubicar en el mero centro de la ciudad, entonces, “casas del pueblo”, de techos bajos y de materiales prefabricados, para poblaciones de escasos recursos, las cuales, también queramos o no, son focos de delincuencia (por la misma miseria que las asola y que no resuelve el único hecho de tener casa), es un error, más aún para países como el nuestro que pretenden a voces en grito volver se países turísticos para sublevar el problema de la falta de industria propia (es decir, sustituir la ausencia de economía productiva por una economía de servicios). (23)
Además, también existen chabolas en la periferia de Managua en torno al enorme basurero municipal. Miles de personas viven en barrios marginales que rodean el vertedero y en toda la ciudad. Muchos peinan, a mano o con palas, el volcado diario de restos de comida o basura que utilizan para tratar de sobrevivir. El Gobierno Revolucionario Sandinista intentó cambiar esta situación. Hoy la situación es tan mala o peor que antes de la revolución de 1979. “La libre empresa” ha triunfado una vez más.
Una ciudad como Managua, que, por su misma falta de idea organizativa en el planteamiento territorial post-terremoto (que, si bien hubo propuestas aisladas e individuales, nunca existió a nivel político ni administrativo), conoce suficientes problemas de cercanía entre zonas públicas y zonas de delincuencia, y no necesita que se le agregue más. (24)
En la actualidad, el Santo Patrono de Managua es Santo Domingo de Guzmán, quien está representado por una pequeña estatua, que según la tradición fue encontrada por un labriego al hacer la desyerba para sembrar su huerta. Las festividades de este santo se celebran en Managua entre el 1° y el 10 de agosto. (25)
Notas bibliográficas.
(1)www.nicatour.net/es/nicaragua/managua.cfm
(2)www.managua.gob.ni/modulos/documentos/caracterizacion.pdf
(3)Juan de Torquemada. Monarquía Indiana.
(4)Gonzalo Fernández de Oviedo. Descripción de Managua (1528).
(5)www.manfut.org/managua/colonial.html
(6)Vázquez de Espinosa. Relato de Managua (1613-21)
(7)Obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz. Informe sobre el pueblo de Mana gua (1751).
(8) Roberts. Narrative of Voyages and Excursions ou the East Coast and in the Interior of Central America. (1822)
(9) Maximiliano V. Sonnenstern. Geografía. (1875)
(10)Gabriel-Pierre La Fond. Estudios sobre la América española.
(11)George Squier. Nicaragua; its People, Scenery, Monuments, and the Proposed Interoceanic Canal. (1849)
(12)Julius Fröbel. Siete años de viaje por América Central, norte de México y el Lejano Oeste de los Estados Unidos. (1859)
(13)Karl Scherzer. Travels in the Free States of Central America: Nicaragua, Honduras, and San Salvador, Vol. I (1900)
(14)Félix Belly. A travers l ´Amérique central: le Nicaragua et le canal interoceáni que.
(15)Pablo Lévy. Notas geográficas y económicas sobre la República de Nicaragua. (Diciembre de 1871)
(16)Bedford Pim. The Gate of the Pacific. (1891)
(17)Williams E. Simmons. The Nicaragua Canal. (1899)
(18)Gratus Halftermeyer. Managua a través de la historia. (1846-1946)
(19)Robert G. Anderson. Biografía de una Catedral.
(20)www.manfret.org//managua/vcatedral.html
(21)nicaragüenses.blogspot.com/2008/Managua-y-el-terremoto-de-1972
(22)www.ecured.cu/index.php/
(23)¿El casco histórico será recuperable?. El Nuevo Diario. 6/8/2007.
(24)globalrec.org/es/2013
(25)vianica.com
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