El escritor Miguel Delibes nació en la ciudad de Valladolid, el 17 de octubre de 1920 y murió en la misma ciudad, el 12 de marzo de 2010. Su labor como novelista se inicia con La sombra del ciprés es alargada (Premio Nadal, 1948). Posteriormente publicaría otras novelas destacando: El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La hoja roja (1959), Las ratas (1962), Cinco horas con Mario (1966), El príncipe destronado (1973), Los santos inocentes (1981, llevada al cine por Mario Camus), Señora de rojo sobre fondo gris (1991) y El hereje (1998).

Gran parte de sus novelas están ambientadas en el mundo rural vallisoletano del que solo salía en contadas ocasiones. El campo castellano será analizado minuciosamente por Delibes desde distintas perspectivas en las que refleja muchos términos y expresiones del mundo rural castellano así como la denuncia de las injusticias sociales.

Miguel Delibes está considerado como uno de los mejores escritores del siglo XX de la narrativa en lengua española consiguiendo numerosos premios a lo largo de su carrera literaria como: el Premio de la crítica (1953), El Príncipe de Asturias (1982), El Premio Nacional de las Letras Españolas (1991) y el Premio Miguel de Cervantes (1993). Solo le faltó conseguir el Premio Nobel de Literatura que pienso era merecedor de él más que Camilo José Cela pero el escritor vallisoletano no frecuentaba los ambientes culturales suecos como sí hacia Cela.

Miguel Delibes fue un escritor coherente a lo largo de su dilatada vida a favor de la justicia social y del mantenimiento y cuidado de la naturaleza evitando que el progreso acabase con el humanismo y el medioambiente como refleja en muchas de sus novelas.

Discurso con motivo de la toma de posesión como miembro de la RAE

Este artículo está basado en un pequeño libro, de 78 páginas, publicado por la editorial Miñón de Valladolid, en 1975, con motivo de la toma de posesión como miembro de la RAE y que pude adquirir en la librería Anticuaria Valdés de Oviedo hace unos años.

El discurso lo pronuncia Miguel Delibes, el 25 de mayo de 1975, ante los señores académicos para ocupar el sillón que había dejado vacante D. Julio Guillén. Delibes busca el sentido del progreso a través de sus obras literarias. Comienza mencionando una de sus primeras obras El camino (1950), donde el joven, Daniel, El Mochuelo, se resiste a abandonar la vida comunitaria de la pequeña villa para integrarse en el rebaño de la gran ciudad.

Para Delibes: “ el verdadero progreso no estriba en el desarrollo ilimitado y contemplativo, ni en fabricar cada día más cosas, ni en destruir la naturaleza, ni en sostener a un tercio de la Humanidad en el delirio del despilfarro mientras los otros dos tercios se mueren de hambre, sino en racionalizar la utilización de la técnica y facilitar el acceso de toda la comunidad a lo necesario…”.

Los adelantos tecnológicos, según Delibes, no han servido para que mejore la Humanidad: “ el hombre ha llegado, ciertamente, a la Luna pero en su organización político-social continúa anclado en una ardua disyuntiva: la explotación del hombre por el hombre o la anulación del individuo por el Estado”.

Pero, en concreto, ¿Qué es para Miguel Delibes el progreso?. Para Delibes: “ el cerebro humano camina muy deprisa en el conocimiento de su entorno. El control de las leyes físicas ha hecho posible un viejo sueño de la Humanidad: someter a la naturaleza. Algo semejante cabría decir de algunas conquistas técnicas encaminadas a satisfacer los viejos anhelos de ubicuidad del hombre: automóviles, aviones, cohetes interplanetarios. Tales inventos aportan, sin duda, ventajas, pero, ¿desconocemos, acaso, que un aparato supersónico que se desplaza de París a Nueva York consume durante las seis horas de vuelo una cantidad de oxígeno aproximado a la que, durante el mismo tiempo, necesitarían 25.000 personas para respirar?”.

Para Miguel Delibes: “ el progreso comporta una minimización del hombre. La tecnocracia no casa con eso de los principios éticos, los bienes de la cultura humanista y la vida de los sentimientos. En el siglo de la tecnología, todo eso no es sino letra muerta”.

La naturaleza es agredida por las sociedades humanas en nombre del progreso económico y social. Así, Delibes, dice que: “ el hombre que hoy usa y abusa de la naturaleza como si hubiera de ser el último inquilino de este desgraciado planeta, como si detrás de él no se anunciara un futuro. La naturaleza se convierte así en el chivo expiatorio del progreso”.

Miguel Delibes no está de acuerdo con un progreso que dé lugar a la destrucción del medioambiente como lo refleja en muchas de sus novelas. Este sentimiento se aprecia, claramente, en las últimas líneas de su brillante discurso de recepción de entrada en la Real Academia Española:

“Si la aventura del progreso ha de traducirse inexorablemente, en un aumento de la violencia y la incomunicación; de la autocracia y la desconfianza, de la injusticia y la prostitución de la naturaleza; del sentimiento competitivo y del refinamiento de la tortura, de la explotación del hombre por el hombre y la exaltación del dinero, en ese caso, yo, gritaría ahora mismo, con el protagonista de una canción americana: ” !Que paren la Tierra, quiero apearme!”.

 

Benedicto Cuervo Álvarez es miembro de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional y Delegado para Asturias del Capítulo Reino de España.