Si los niños, niñas y jóvenes pudieran crecer en la alegría del juego, devendrían adultos con mayor salud física y mental y la actitud lúdica les acompañaría siempre.

El juego constituye una actividad esencial para el desarrollo del individuo como lo es la educación, la alimentación o la salud.

Si los niños, niñas y jóvenes pudieran crecer en la alegría del juego devendrían adultos con mayor salud física y mental y la actitud lúdica les acompañaría siempre.

El juego resulta una valiosa herramienta para generar una sociedad mejor, fomentando la comunicación entre las personas, profundizando en las relaciones de los individuos de una comunidad y reconciliando posturas antagónicas.

El juego potencia la creatividad y el talento, estimulando la posibilidad de ver las cosas de distintas formas, favoreciendo mentes abiertas, alimentando la capacidad de transformar los conceptos e imaginar perspectivas nuevas.

El juego incide directamente en el desarrollo de la inteligencia emocional: en la capacidad de controlar las emociones, de motivarse un mismo, el reconocimiento de las emociones ajenas y el control de las relaciones.

 

convalores.com