Quitarle la responsabilidad sobre la demarcación de las tierras indígenas a la FUNAI, el departamento de asuntos indígenas, y otorgársela al Ministerio de Agricultura, equivale prácticamente a una declaración de guerra abierta contra los pueblos indígenas de Brasil.
Tereza Cristina, la nueva titular de este Ministerio, desde hace mucho tiempo se opone a los derechos territoriales de los pueblos indígenas y apoya la expansión de la agricultura a estos territorios. Esto constituye un ataque a los derechos, las vidas y medios de subsistencia de los pueblos originarios de Brasil; si no se protegen sus tierras, se enfrentan al genocídio y pueblos indígenas no contactados podrían ser aniquilados.
Esta agresión a los pueblos indígenas de Brasil constituye un ataque al corazón y al alma de la nación brasileña.
El robo de territorios indígenas también prepara el escenario para a una catástrofe medioambiental. Los pueblos indígenas y tribales son los mejores conservacionistas y guardianes del mundo natural. Las evidencias demuestran que cuidan de sus entornos naturales y de la fauna salvaje mejor que nadie.
Los indígenas ya se están resistiendo. Los pueblos aruak, baniwa y apurinã han dicho: “No queremos ser diezmados por las nuevas acciones de este Gobierno. Nuestras tierras desempeñan una función vital en el mantenimiento de la biodiversidad. Somos personas, seres humanos como usted, señor presidente, nacimos, crecemos… y después morimos en nuestra tierra sagrada, como cualquier persona en la Tierra. Estamos preparados para el diálogo, pero también dispuestos a defendernos.”
Sonia Guajajara, una líder indígena nacional, dice: “Vamos a resistir. Si somos los primeros en ser atacados, seremos los primeros en reaccionar”
APIB, la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil, afirma: “Tenemos derecho a existir. No retrocederemos. No vamos a dudar en denunciar a este gobierno y al agronegocio alrededor del mundo.”
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