Puede que muchas personas piensen, sobre todo en Iberoamérica, que un planteamiento como el que sostienen en Reunificacionistas con respecto a su reintegración en España, es algo anacrónico y una vuelta al estatus de colonia, pero nada más lejos de la realidad.

Puerto Rico tuvo estatus de provincia española nada menos que desde 1809 por lo que, en palabras del puertorriqueño José Ángel de Figueroa, “No se puede clasificar de colonia a una condición provincial donde se tienen los mismos derechos políticos que las demás provincias que componen el estado. Una entidad que vota por el presidente de gobierno, que participa en las decisiones legislativas del estado en su conjunto no es una colonia. Una provincia cuyos ciudadanos pueden llegar a presidir el estado en su conjunto – como ya se vió cuando Ramón Power fue vicepresidente de las Cortes Generales de España – no puede ser considerado colonia.”

Fueron los Estados Unidos los que mediante el Tratado de Paris de 1898 que puso fin a la guerra hispano-estadounidense, obligaron a cederles también la soberanía de Puerto Rico, quedándose sus ciudadanos (todos españoles) en un limbo legal que perdura hasta nuestros días.

Es previsible que Puerto Rico acabe teniendo un plebiscito donde sus ciudadanos podrán votar integrarse (algún día) como un estado más en USA, o bien ser un país independiente, pero la opción de la reunificación con España tiene también sus votantes y razones y se debe exigir que de forma democrática se incluya entre las opciones plebiscitarias.

Annette Falcón ha explicado ante Naciones Unidas los motivos para la “vuelta a casa” de Puerto Rico.