Que apacible esta mañana sin sol
esta noche sin luna
este cuaderno en azul
libre de voces y de lamentos.
Hoy escribiré sobre la sombra
del magnolio en flor,
su blancura sobre el papel,
risas sobre la arena,
miles de piernas caminan de dos en dos
hundiendo la gravidez de sus cuerpos
sobre ateridas huellas.
Es el paisaje de las almas
que arrastran su noche peregrina
Lejos, el mar embadurna de sal
la grisura de sus piedras,
las figuras que entrelazan
sus efímeros amores,
y el ave de incierto agüero
planeando los vaivenes
de un destino sin flor.
Descender a los infiernos
ascender al infinito
mientras,
el joven del acordeón,
lanza sus notas a la lánguida brisa
y, tras la barandilla
los azules se besan.
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