La reforma de la Política Pesquera Común (PPC) acabará a finales de junio. Es un momento importante, porque esta ley va a decidir cómo, cuánto y dónde podrá pescar la flota europea en los próximos diez años. Diez años no son nada, o sí. En los pasados 20 años, ha habido dos reformas de esta ley, que han tendido a un fomento de la pesca industrial y destructiva, fomentando medidas a corto plazo que han acabado con los stocks pesqueros. El 47% de las poblaciones evaluadas en el Océano Atlántico y el 80% de las del Mar Mediterráneo están sobreexplotadas, como también lo están cinco de cada siete poblaciones de peces del Mar Báltico, con estos datos ¿han actuado en consecuencia los Gobiernos? Es evidente que sí querían esquilmar los océanos, sí. Si lo que pretendían era lo contrario, no.
Greenpeace quiere que haya pesca, quiere pesca sostenible. Y, ¿qué es pesca sostenible? Pesca sostenible es aquella que cuida del medio marino, en la que los artes pesqueros no dañan el ecosistema, que son fijos, pasivos, no arrastrados. Las nasas, los anzuelos, el enmalle. Pesca sostenible es aquella donde el patrón y el armador son la misma persona, donde no hay una gran empresa detrás de muchos barcos, sino que hay pequeñas empresas familiares que saben que tiene que cuidar de su stock. Pesca sostenible es la que va más allá, la que propone medidas que son incluso más estrictas que las que propone la propia administración, tallas mínimas de captura más grandes, luces de malla de red más grandes que permiten a los peces más pequeños escapar, medidas de co-gestión, creación de Reservas Marinas… Pesca sostenible es aquella que a pesar de la crisis, se ha mantenido, que ha sufrido la sobreexplotación de los stocks pesqueros igual que el resto de las pesquerías, pero que en momentos clave como este han mantenido sus empleos. Por cada empleo a bordo se generan 3 o 4 en tierra.
¿Es el arrastre una pesca sostenible? No. No hay lugar para la discusión, sí para la negociación. Un arte pesquero que destroza el ecosistema marino, que tira por la borda el 40% de su captura en forma de descartes y que consumen una gran cantidad de gasolina, no es sostenible. Tampoco es para Greenpeace pesca sostenible aquella embarcación que por muy pequeña que sea, por muy idílica que sea, incumpla la normativa. Si por ley, en el Mediterráneo se pueden llevar 800 cadufos por hombre con un max. de 1800 por embarcación, y una barca lleva 801, ya no es pescas sostenible. Greenpeace denunciará tanto a uno como al otro.
¡Claro!, pero esto son cosas de hippies ecologistas. Es evidente, que si dejamos de pescar con grandes barcos, los barquitos chiquitos y sostenibles no serán capaces de pescar para todos. Error. Si dejamos que se recuperen los stocks pesqueros, en solo cuatro años, el pescado consumido sería de mayor calidad que el que comemos hoy y más sostenible.
La pesca son también pescadores y pescadoras, mariscadores y mariscadoras. Si se sigue pescando y arrasando el fondo marino descontroladamente, no sólo desaparecerán los peces, sino con ellos los pescadores.
Por estas razones, creemos en la pesca sostenible.
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