El líder guaraní Marcos Veron fue asesinado en 2003. © Joaó Ripper/Survival

Marcos Veron, un líder guaraní-kaiowá internacionalmente respetado, fue apaleado hasta la muerte en 2003 por pistoleros a sueldo de un ganadero local, después de que liderara a su comunidad en la reocupación de su tierra ancestral.

Veron dijo sobre su tierra: “Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de esta tierra, me quitas la vida”.

Según declaraciones de la hija de Veron: “Sabemos que el juicio no nos devolverá a nuestro padre y líder Marcos Veron, pero sí nos devolverá la dignidad y el respeto que merecemos como seres humanos, como un pueblo con derecho a ser diferente”.

Sobre los acusados, Estevão Romero, Carlos Roberto dos Santos y Jorge Cristaldo Insabralde, empleados en la hacienda que ocupó las tierras de la comunidad de Veron, pesan cargos de homicidio y encarcelación indebida, entre otros.

La oficina del fiscal general de Brasil, que ha presentado la denuncia, la ha calificado como “histórica”, porque es la primera vez que las personas acusadas de matar a un líder indígena en el estado de Mato Grosso do Sul serán juzgadas por un jurado.

El juicio debió haber comenzado en abril del pasado año, pero fue pospuesto dos veces porque el abogado defensor de uno de los acusados alegó haber comenzado un ciclo de veinte días de psicoterapia, y luego el juez se negó a escuchar los testimonios de los testigos guaraníes en su propia lengua.

Gran parte de las tierras de los guaraníes les han sido arrebatadas para dejar paso a las haciendas de ganado y las plantaciones de soja y caña de azúcar. El año pasado, el gigante energético Shell firmó un acuerdo con la empresa de biocombustibles Cosan, que está comprando caña de azúcar producida en tierras robadas a los guaraníes.

Muchos guaraníes viven en lamentables condiciones dentro de reservas superpobladas. Algunos habitan en campamentos provisionales levantados en las cunetas de carreteras. Registran tasas alarmantes de malnutrición, violencia y suicidio, tal y como recoge un informe que Survival International envió a Naciones Unidas el pasado año.

Las comunidades guaraníes, frustradas por la larga espera para que las autoridades delimiten y protejan sus tierras, a lo que están obligadas por ley, a veces deciden regresar a sus territorios ancestrales y reocuparlos, como ocurrió en el caso de la comunidad de Verón.

Los líderes indígenas que encabezan las reocupaciones son el objetivo habitual de los pistoleros, a quienes rara vez se lleva ante los tribunales.

El director de Survival International Stephen Corry ha declarado hoy: “La familia de Marcos Veron y su comunidad han soportado una espera dolorosamente larga hasta la reanudación del juicio. Ahora esperan que se haga justicia con sus asesinos, y que el territorio guaraní se demarque y proteja para ellos. Este era el mayor deseo de Veron… Aquél por el que dio su vida”.

Survival prestará apoyo a un grupo de guaraníes para que asistan al juicio en Sao Paulo.

Survival.es