Cadena de complicidad con los paquetes agrotecnológicos
La realidad del uso de los paquetes agrotecnológicos de semillas transgénicas, insecticidas y monocultivo.
La realidad del uso de los paquetes agrotecnológicos de semillas transgénicas, insecticidas y monocultivo.
¿Quién producirá los alimentos? ¿Cómo alimentar un planeta donde se calcula que, en el año 2050, habrá más de 10 mil millones de personas?
La noticia no abre informativos ni ocupa grandes titulares, pero su impacto en nuestra vida cotidiana es importante; tanto, que acabará decidiendo qué se come en Europa.
El Presidente Evo Morales lanzó una condicionante: “Por ley debo aprobar cero de transgénicos y cero de productos convencionales, ningún problema, usted garantíceme. Si me garantiza productos orgánicos para el pueblo, eliminamos».
La planta sagrada de los incas desafía al gigante Monsanto y crea pánico entre agricultores de Estados Unidos. La transnacional de semillas transgénicas no sabe qué hacer con el amaranto (kiwicha) que acabó con plantaciones de soya.
En 2012, un equipo científico liderado por Gilles-Éric Séralini publicó un artículo mostrando que ratas de laboratorio alimentadas con maíz transgénico de Monsanto, durante toda su vida, desarrollaron cáncer en 60-70 por ciento (contra 20-30 por ciento en el grupo de control), además de problemas hepato-renales y muerte prematura.
El personal de Monsanto no come transgénicos pero el resto de la sociedad está sometida a consumir organismos genéticamente modificados sin consentimiento informado mediante etiquetado, o advertencias sobre las pruebas científicas que demuestran el peligro de su insuficiencia orgánica y que pueden producir esterilidad y cáncer.
Según EFE, Taiwán importa 2,4 millones de toneladas de soja y el 40 % proviene de Argentina y Brasil. Ambos países perderán esta mercado mientras Taiwán priorice la salud de sus habitantes e imponga mayores restricciones a los transgénicos cancerígenos de la corporación Monsanto.
La contaminación de los cultivos tradicionales de maíz plantados cerca de campos de maíz genéticamente modificados (GM) podría ser común en Uruguay, donde se ha permitido el cultivo de maíz transgénico desde 2003, dijeron los científicos.
Si a usted le hablaran del gran Monsanto, nacido en San Luis, Misuri, en el año 1901, probablemente a su cabeza acudiría la imagen de un adorable anciano de barba blanca, célebre por haber contribuido con cierto invento a la historia de la humanidad.