El mundo pasa por momentos difíciles. Vivimos una turbulencia en el ámbito económico, político y social. Los sucesos son más rápidos que la capacidad de asimilación o de respuesta que podemos tener. Estamos ante tiempos líquidos, como inteligentemente describe Zygmunt Bauman la época actual. Fenómenos naturales de gran magnitud como el ocurrido en Japón hace algunos días, o la matanza de civiles en Libia, nos obliga a replantear hacía donde vamos como humanidad y preguntarnos si estamos preparados para una crisis energética o alimenticia mundial, por citar sólo algunos de los desafíos que nos esperan más temprano que tarde.