Nací en un lugar sin nombre
donde no existían los colores.

Ni azules, ni blancos, ni verdes,
solo grises, negros y marrones.

Nací en un lugar
donde el aire era golpeado por aristas de rencores
y el sol secuestrado por las armas de guerra
vaciando las noches de estrellas
e invitando a la negra dama de los mil horrores.

Nací en un lugar donde no existían ruiseñores
y las plantas marchitas ya no lloraban
ni desprendían el alegre perfume de sus flores.

Y llegaron los días de desconcertantes silencios,
de sombras desnudas danzando,
rompiéndose en mil jirones.

Y enterraron la esperanza con manos teñidas de
sangre
y la luna,
la luna solitaria apartó sus ojos
llevándose su alianza de Luz a otros lares.

Nací en un lugar sin nombre,
donde la Paz y el Amor no se conoce.

 

Sono nata in un posto senza nome
dove i colori non esistevano.

Né blu né bianco né verde
solo grigi, neri e marroni.

Sono nata in un posto
dove l’aria era colpita da spigoli di rancore
e il sole rapito dalle armi da guerra
svuotava le notti di stelle
e invitava la nera dama dai mille orrori.

Sono nata in un posto dove non c’erano usignoli
e le piante appassite non piangevano più
né emanavano il profumo felice dei loro fiori.

E giunsero i giorni dei silenzi sconcertanti,
di ombre nude che danzano,
rompendosi in mille brandelli.

E seppellirono la speranza con le mani macchiate di
sangue
e la luna,
la luna solitaria distolse lo sguardo
portando la sua alleanza di Luce in altri luoghi.

Sono nata in un posto senza nome,
dove Pace e Amore non esistono.

 

Autora: María del Carmen Aranda

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