Es tan propio de nosotros los humanos vivir deseando un poco más de lo que tenemos, no es malo, de hecho es muy bueno, siempre y cuando nos permita ser felices, tener una meta cada día, trabajar por ella y compartir el camino con nuestros compañeros de viaje. Pero desear algo que nos hace sentir tristes, frustrados, impotentes, no es bueno, porque nos hace caminar solos, enojados y pisar a otros en el trayecto.

Vivir con sentido es darnos cuenta que somos transitorios, finitos y mortales, que la vida no es la acumulación de éxitos sino de experiencias que nos permitan ver el mundo con distintos lentes y a las personas con sus distintos colores y sin embargo, sentirnos curiosos eternamente y maravillados con cada experiencia.

Vivir con sentido es comprender que nuestras emociones son todo, rigen nuestra forma de ver y comprender el mundo, la vida y la forma que reaccionamos ante cada situación o persona. Es tan desgastante vivir enojados, tristes o frustrados por cosas que no podemos cambiar como el ayer o que no sabemos si pasarán como el mañana. Nos hace perdernos lo mejor de la vida y de las personas que amamos, los pequeños momentos que nos hacen sentir humanos y vivos.

Amar no está limitado a las personas, amar es una actitud que se puede cultivar con solo desear vivir bien, porque el amar implica como vivimos en nuestro día a día, como respondemos a nuestro entorno y como tratamos a otros seres con quiénes compartimos este mundo. Al final de todo, lo único que nos llevaremos es todas esas emociones que rigen hoy día nuestra vida y entonces comprenderemos que solo por una habrá valido la pena vivir: el amor.

La vida no se renueva cada 31 de diciembre, la vida se renueva cada día que tenemos la oportunidad de comprender que podemos tomar el control de nuestras emociones y convertir las adversidades en experiencias de vida que nos hagan más sabios, más maduros, más completos. Por ello, debemos comprender que no podemos cambiar lo que hacen los demás, lo que sienten o piensan los demás, pero sí podemos cambiar lo que hacemos, sentimos o pensamos nosotros mismos, porque al fin de cuentas, cada uno debe vivir su propia vida.

Vivamos con sentido, con amor, pero sobre todo, con esperanza de que podemos hacerlo mejor cada día. Esa es la maravilla del ser humano, la posibilidad de Ser.

Felices fiestas.

Pdt. “Comienza a hacer lo necesario, luego lo posible y pronto te encontrarás haciendo lo imposible” (San Francisco de Asís)