En esta situación y ante la influencia política que ejercen muchas entidades financieras, la mayoría de los gobiernos y estados han acudido al rescate de las entidades que en muchos casos, han sido las mismas causantes de la crisis. Ante esto cabe preguntarse ¿y quién rescata a los afectados por esta situación? SETEM en su campaña “Error104, error en el sistema” denuncia este tipo de rescates por no redundar en el bien de toda la sociedad, que sería lo exigible al utilizar dinero público. De esta manera se está manteniendo el statu quo de las entidades y además se está parcheando y manteniendo sin resolver las causas que provocaron la crisis, por lo que sigue existiendo una enorme vulnerabilidad ante nuevas crisis financieras.
A esto sumamos que alguna entidad rescatada, como en el caso de AIG, primer grupo asegurador del mundo que recibió 182.000 millones de dólares en 2008, utilizó en febrero de 2010 parte de esa ayuda, concretamente 100 millones de dólares, para pagar los bonus de sus principales ejecutivos .
A esta situación tan lamentable añadimos que actualmente, parece que toda entidad financiera que «se precie» debe tener alguna filial en un paraíso fiscal , con todo el fraude fiscal y la ocultación de información que ello conlleva. En este sentido, es interesante descubrir que los principales bancos financian proyectos con impacto nocivo en la sociedad y en el medioambiente. En la página Lossecretosdelosbancos.org (BankSecrets) realizada por SETEM dentro de la Red Internacional BankTrack, se ofrece información sobre algunos de estos proyectos, y en ella se puede ver, por ejemplo, cómo el banco ING financia a EADS, principal fabricante de armamento a nivel europeo, que entre otras cosas produce armamento nuclear y componentes para las prohibidas bombas de racimo .
La autorregulación no es suficiente
Todas estas carencias del sistema financiero provienen del actual modelo de negocio, con tal de maximizar los beneficios a toda costa, no tiene en cuenta de forma suficiente el impacto de su actividad en su entorno social y ambiental. La tan cacareada Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que en principio apunta en este sentido, salvo algunas excepciones, en la mayoría de las entidades financieras se queda en una mera obra social entendida como filantropía pero que no afecta realmente al modelo de negocio en su sentido global y profundo.
En julio de 2000 se lanzó el Pacto Mundial una iniciativa voluntaria en la que las empresas firmantes se comprometen a tomar medidas para proteger los derechos humanos, laborales, el medioambiente y luchar contra la corrupción. Sin embargo, a día de hoy, se ha visto la falta de eficacia de las medidas voluntarias mientras no exista transparencia y procesos de rendición de cuentas. Así, según denuncia SOMO , red que monitorea la actividad de las compañías multinacionales, más de 600 empresas españolas han firmado el Pacto Mundial y a pesar de ello las entidades del sector financiero siguen financiando proyectos con impacto negativo social o ambiental, mantienen filiales en paraísos fiscales y siguen vulnerando derechos sindicales.
Todo esto demuestra que la autorregulación no es eficaz para alcanzar unos mínimos exigibles de sostenibilidad, ya que queda limitada al compromiso que tenga al respecto cada entidad, lo cual lleva a proclamar la necesidad de una regulación conveniente del sector financiero.
¿Qué podemos hacer los ahorradores responsables?
Ante esto, ¿qué pueden hacer aquellas personas que quieren ahorrar y tener una actividad financiera coherente con los principios de justicia, equidad, paz, desarrollo y transformación social que buscan y defienden en el resto de facetas de su vida y en su día a día?
Y es que, efectivamente, nuestro dinero y ahorros y lo que hagamos con él puede servir como herramienta de transformación y puede definir un modelo financiero u otro, un mundo u otro. El problema es que nuestro poder y responsabilidad la delegamos al banco donde depositamos nuestros ahorros, y olvidamos que a partir de ese momento, dejamos de tener control sobre él y dada la opacidad del sector bancario, ni siquiera tenemos información precisa sobre cómo utiliza el banco nuestro dinero.
Sin embargo, existe una posibilidad de que recuperemos la responsabilidad del uso de nuestro dinero. Podemos optar por las Finanzas Éticas, es decir por entidades y productos financieros que combinan el beneficio económico con el beneficio social y medioambiental. Y es que ese es el enfoque de las Finanzas Éticas, el Consumo Responsable trasladado al mundo financiero, al dinero, al uso de nuestros ahorros o inversiones, influyendo así, desde nuestras decisiones financieras en el mundo que queremos crear y dejar a las generaciones futuras.
Los objetivos y principios de la Banca Ética
Entre las iniciativas relacionadas con las Finanzas Éticas destacan los microcréditos y la Inversión Socialmente Responsable. Sin embargo, aún es más importante la Banca Ética, ya que incorpora de forma integral el enfoque de Finanzas Éticas en todas sus operaciones.
Es decir, la Banca Ética busca financiar proyectos con valor social, medioambiental o cultural y provee de alternativas de inversión a ahorradores/as responsables, y entre los principios que rigen su actividad están el combatir la exclusión social, dotar de cobertura financiera al Tercer Sector y la economía social, ofrecer a los ciudadanos alternativas a la banca tradicional, dar apoyo y fomentar proyectos sociales y contribuir a través de su actividad al desarrollo económico social y a una sociedad más justa.
En este sentido y por poner un ejemplo, SETEM ha apoyado desde su creación al Proyecto Fiare que se trata de un proyecto cooperativo de Banca Ética sin ánimo de lucro sustentado en una amplia base social de asociaciones, empresas de economía social, ONG, etc. Actualmente Fiare se encuentra en campaña de captación de capital social con vistas a fusionarse en el 2011 con otras dos bancos éticos en Francia e Italia y así constituir la primera Cooperativa de Crédito Europea de Banca Ética. Desde SETEM nos hacemos eco de estos y otros avances de la Banca Ética que promovemos desde hace 10 años y continuamos haciendo un llamamiento para que la sociedad recupere el valor transformador de sus ahorros e invierta o participen en las diferentes alternativas de Finanzas Éticas.
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