Las elecciones de ayer en Andalucía se hacen eco de la expresión de los simpáticos muñequitos. ¡Uy, qué miedo!, exclamamos todos al corroborar que más de la mitad del electorado andaluz ha apoyado opciones conservadoras para la Junta de Andalucía. ¡Uy qué miedo!, cuando comprobamos el índice de abstención; pero el cénit de la frase se alcanza cuando se confirma que VOX tendrá 12 parlamentarios y que, según ellos, vienen para quedarse. Más de 375.000 votos avalan al partido de Santiago Abascal y al candidato andaluz Francisco Serrano que, sin lugar a dudas, apoyará la formación de un gobierno conservador y ahora sabremos si el candidato del PP o el de Ciudadanos, coherentes con sus críticas a los apoyos de la moción de censura de Pedro Sánchez, rechazan los apoyos de VOX.

La formación de extrema derecha irrumpe de manera espectacular, lo mismo que hicieron los Furby en su día. Por ahora, su discurso de odio, xenofobia y fascismo es en el idioma propio de estas formaciones, que ya tienen presencia en muchas partes de Europa; pero, como ocurre con el Furbish, cada vez se harán entender más con el andaluz o el castellano, dando la apariencia de un carácter y personalidad propios que, sin embargo, sigue las consignas de la extrema derecha global.

Dicen que vienen para quedarse, para propiciar la Reconquista, para salvarnos de la debilidad de la Democracia. Y es muy probable que les salga bien, porque los conservadores de toda la vida se dejarán querer y extremaran sus acciones e ideologías para no perder más votos.

Con todo este nefasto panorama, no se extrañen ustedes que sintamos miedo. Sin embargo, es un miedo de broma, como el de los Furby. Ya se nos apagó la luz durante cuarenta años por el embargado del Valle de los Caídos y no pudieron con el Pueblo. Hoy, a pesar de que los señoritos andaluces celebren esta noche los resultados con champaña, a pesar de que los simples crean que así han castigado la desobediencia catalana, a pesar de que los rencorosos hayan querido vengarse de Sánchez, a pesar de los de siempre… no tenemos miedo.

No asustan ni sus soflamas, ni su aparente cordialidad. Como los Gremlins, cuando se mojen mostrarán su verdadera personalidad. Y ahora que se han secado sus escaños,  deberán los partidos progresistas plantearse muy seriamente qué han hecho mal en Andalucía. Que no estamos para juegos ni para regresar al pasado.