Con motivo de este hecho, la Casa de Amércia en Madrid, junto con El País y el programa Club de Prensa de NTN24, organizó el pasado jueves 12, un debate con la participación de Michael Reid, Ignacio Torreblanca, Elvira Lindo y Juan Carlos Iragorri. El objetivo era que los presentes trataran de pronosticar las posibles consecuencias de la política exterior que el gobierno de Trump llevará a cabo con respecto a Europa y América Latina, muy especialmente con México.
Para el periodista colombiano Juan Carlos Iragorri , “se abren dos vertientes muy claras respecto de las decisiones que Trump tome desde ahora, la tensión por el flujo de migrantes en la frontera con México y el problema del narcotráfico“. Un claro ejemplo de la interdependencia histórica de ambos países, es la cantidad de millones que México invierte en comprarle productos a USA, mayor que la que suman países como Francia, Alemania, Inglaterra y Brasil juntos. En el año 2016, México importó 379 millones de dólares en productos provenientes en su mayoría del país vecino.
En opinión del escritor británico Michael Reid, “aún es pronto para conocer las consecuencias de la elección de Trump“, puesto que no se conocen los nombres de las personas a cargo de las agencias de gobierno. Conocida la cancelación de una inversión de 1600 millones de dólares por parte de Ford en México, tras las amenazas del estadounidense y pese a que la multinacional niegue la relación y el hecho de invertir este dinero en EEUU, para Reid existe un claro “bulling de Trump contra las empresas mexicanas” y se pregunta qué pasará con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y si supondrá más impuestos.
Mexit, entre irte y que te echen
El término Mexit, acuñado por el jefe de Opinión del diario español El País, Ignacio Torreblanca, es aplicable a México, puesto que supone también una salida, como la de Reino Unido como miembro de la Unión Europea. Con la diferencia, según el periodista, de que “México no se marcha, a México lo echan”. Parece que hasta el día de hoy, Trump está realmente comprometido con la construcción de un muro y asegura que además será pagado por el país azteca.
Y es que “las ideas de comercio que Trump sostiene son más propias del siglo XVIII. Él cree que un país solo se puede enriquecer emprobreciendo al vecino”. Esto no supone realmente un problema para países como China o Rusia, pero en el caso de México, “este no tiene poder para oponerse, ¿quién hablará por él?“.
La escritora Elvira Lindo aportó una visión más optimista, no ya de las posibles consecuencias, si no de lo que ya está actualmente ocurriendo. Asegura que después de vivir durante doce años en Nueva York, solo conoce “una pequeña parte de un país que para mí todavía hoy es muy complejo de comprender“. Aunque la parte que conoce, dice, “está sostenida por los mexicanos residentes en EEUU y allí se les necesita”. En una urbe como Nueva York, la semilla del odio no germinó, pero sí lo ha hecho en las grandes poblaciones del resto del país, “precisamente allá donde existe más desconocimiento del otro. No olvidemos que EEUU es un país ruralizado y solitario, muy acostumbrado a defenderse a sí mismo“.
Y sin embargo, puntualiza la escritora, las ideas de Trump no son nuevas. “Eso de que los mexicanos se tienen que marchar de EEUU, les viene de lejos. Lo que ocurre es que Trump lo ha dicho a las bravas“.
Europa como observador silencioso
Además, Lindo apuntó que existe una gran similitud entre Donald Trump y Silvio Berlusconi. “Ambos son televisivos y han controlado medios de comunicación. Si observamos lo que ha dejado un personaje así en Italia, quizá podamos hacernos una idea de qué sucederá un poco con Trump”.
Y lanzaba al aire la pregunta de qué podemos hacer los ciudadanos como espectadores de todo esto. “Porque con el tiempo, Trump se paseará por Europa, se reunirá con embajadores y representantes del continente y su presencia se normalizará“. Ahí es precisamente donde considera la escritora que radica el peligro.
Por lo pronto, Alemania, en voz de su canciller, Angela Merkel, se ha pronunciado con respecto a la victoria del estadounidense, asegurando que colaborará con Washington en función de unas bases comunes de democracia y respeto a valores como la dignidad del ser humano.
Está por ver si el nuevo inquilino de la Casa Blanca compartirá dichos principios o tratará de imponer los suyos propios.
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