Cada año, al acercarse estas fechas navideñas, nos llenamos de buenos deseos para todos, hacemos balance de lo que ha sido nuestra vida en el último año, recordamos nuestros acontecimientos familiares más importantes, hacemos planes para el futuro, nos hacemos más conscientes de nuestras ausencias, y sin darnos cuenta, podemos dejarnos llevar de la nostalgia por cómo se nos va pasando la vida y por el recuerdo de los que ya no están con nosotros.

El entorno se llena de luces, las calles y las tiendas nos invitan continuamente a la fiesta. Y no siempre el corazón se viste de fiesta. Una mirada al mundo nos descubre sus heridas. Los acontecimientos que nos rodean nos afectan. Hay mucho dolor y mucha tristeza que se refleja en las caras que desde los telediarios nos interpelan: refugiados, emigrantes que llegan en pateras a las playas (un tercio son niños), hambre, desigualdad, enfermedad, soledad, guerras y atentados brutales que nos hacen pensar que nuestro mundo se tambalea. Nos sentimos amenazados y la respuesta es muy dura, bombardeamos y seguimos en la espiral de violencia que nunca se sabe cómo puede acabar. La violencia engendra más violencia, pero… ¿qué hacer cuando te atacan? La pregunta es inevitable ¿es posible la esperanza en este mundo tan herido?

Y seguimos mirando el mundo y, en una mirada más profunda vemos los brotes de bondad y de amor que sin duda hay en él. Cada vez hay más gente comprometida en la lucha por la igualdad y la justicia, más solidaridad con el dolor ajeno, más sensibilidad para captar dónde y cuándo hay que acompañar, ayudar o simplemente tener una palabra de consuelo para el que lo necesita.

Y desde la fe, la respuesta es que la Navidad  es  el nacimiento de un Niño  que  quiere hacerse un hueco en nuestro corazón y  ante Él, descubrimos que la fuerza está en la debilidad, que  frente al odio está el amor, frente a la guerra la paz, frente a la intolerancia la comprensión, frente a la prepotencia la sencillez de corazón, frente al orgullo la humildad.

Navidad es una invitación a la esperanza: “PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD” .

¡FELIZ NAVIDAD!