Se caracteriza por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor aparentemente más fuerte, ya sea ésta fuerza real o percibida subjetivamente, por su víctima.

El sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente ante el sujeto que lo maltrata, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas, que si no se trata profesionalmente en la primera fase del acoso es común que el acosado viva aterrorizado y la idea de asistir a la escuela sea una pesadilla,  se muestra muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana, se somatizan la angustia, la preocupación y el estrés, generando enfermedades que pueden durar muchos años y alargarse hasta la edad adulta, como derivar en depresión y  miedo, tanto a la realidad como a las suposiciones de su víctima, por la incertidumbre de “con qué castigo o humillación me voy a encontrar hoy”, generando un fracaso en las relaciones personales y sociales, propiciando así el desarrollo de un carácter que no se corresponde con la verdadera naturaleza del acosado.

En algunos casos, la dureza de esta  situación de persecución puede acarrear pensamientos de suicidio  y llegar a morir/matarse por estas consecuencias propias del hostigamiento que no se ha sabido gestionar o no se ha tratado, ni hablado abiertamente en la escuela ni con los padres, para atajarlo cuanto antes.

Suelen ser más propensos al acoso escolar aquellos niños que poseen diversidad funcional, o que simplemente se les percibe como débiles o raros o empollones, pero debemos preguntarnos hoy en día ¿qué es lo raro, lo diferente, quién o qué moda marca estos estereotipos entre nuestros jóvenes?.

¿Por qué los padres son los últimos en enterarse o descubren que su hijo/a es acosado cuando ya es muy tarde?

La relación de apego seguro entre la familia y el niño, implica proteger al menor contra el acoso escolar, las madres, padres o tutores que inspiran a sus hijos confianza, seguridad y propician la comunicación están, indirectamente, haciendo que sus hijos rechacen el bullying, porque son capaces de detectarlo y prevenirlo.

¿Qué rol juega la escuela y la familia en la intervención de un caso de bullying?

La intervención de los padres, tanto del acosado como del acosador, frente al fenómeno de bullying es muy necesaria. Estar a uno u otro lado de la barrera es estar en la solución del problema y tan importante es impedir que el acosador siga acosando como que la víctima siga sufriendo acosos.

El papel fundamental de la familia es educar desde el nacimiento, observa a los niños; escucha y dialoga con ellos; mantén la calma, no les juzgues ni reproches cuando te estén contando su vivencia; …no los interrumpas; insiste en que no es culpable de que se hayan fijado en él para ejercer la violencia física, verbal o psicológica; edúcale en el respeto a sí mismo y al otro; refuerza su autoestima desde el nacimiento, que aprenda a responsable de sus actos y a comprender que toda acción tiene una consecuencia, como individuo tiene importancia y relevancia su presencia en el entorno escolar, en las actividades y en sus características personales; enséñale a decir siempre la verdad, sin temer a las consecuencias, un hecho real es el que es, aunque después haya interpretaciones; que aprenda a pedir perdón y a modificar y rectificar acciones y errores.

Practiquemos la ESCUCHA ACTIVA con nuestros hijos siempre, muchos de ellos han crecido en nuestra presencia ausente, queremos un ser (hijo) que no de problemas, que se distraiga con la tecnología, con cientos de actividades extraescolares y que su sufrimiento “es esa cosa de niños”. “a mí también me pasó y aquí estoy”, y un día de repente, por la puerta de la habitación aparece un adolescente al que apenas conozco y como padre amigo quiero que me cuente toda su vida, ¡ya es tarde!, sus amigos ya están los primeros en su escala de necesidades.

El trabajo de educación emocional se tiene que realizar con los acosadores ya que también su conducta puede ser en muchos casos propiciados porque han sufrido o están sufriendo a su vez un acoso en su familia y con la víctima que lo recibe. En ambos casos ambos niños deben ser educados simultáneamente en las consecuencias de sus actos, pensamientos y emociones.

Insisto en que la Educación y la Gestión de las emociones, el autoconocimiento, y el propio valor que se aplica la persona acosada es muy, muy importante para tener recursos y herramientas emocionales con las que detectar y prevenir estas conductas tan terribles y perdurables en el tiempo.

No tener miedo de comunicar la situación a la Dirección del centro escolar (Colegio, Instituto, Universidad), para que se averigüe e investigue la realidad, dimensión y profundidad de las acciones de acoso.

Existen protocolos y mecanismos que se pueden iniciar desde los centros educativos en equipo con los cuerpos especializados de Policía nacional y juzgados que regulan la actuación ante estos hechos delictivos de violencias.

Es necesario saber y aprender los efectos del Bullying tanto profesores, educadores, familia y la sociedad en general. Educar para prevenir y solucionar conflictos por vía pacífica para el buen desarrollo intelectual, psicológico y físico de nuestros jóvenes.

María Blázquez González. Coaching Educativo. Mediación Familiar.