En la región de América Latina y el Caribe los efectos de ese proceso dejaron huellas en la modificación de los patrones de precipitación, el derretimiento de los glaciares y la vulnerabilidad de costas, bosques y selvas.
En un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) manifiesta que los países posiblemente más vulnerables a los fenómenos hidrometeorológicos son los que tienen costas en la cuenca del Caribe.
Existen muy altas tasas de deforestación en algunos países pequeños e insulares, como por ejemplo en Santa Lucía y Haití, donde las tasas de deforestación en la década pasada alcanzaron el 4,9 y 4,6 por ciento anual.
En Centroamérica, la deforestación va desde tasas de 4,6% en El Salvador, hasta 0,8% en Costa Rica. Nicaragua y Belice se asemejan más a El Salvador que a Costa Rica en ese sentido, mientras que México y Honduras están por encima del promedio.
En cuanto a las energías renovables, América Latina y el Caribe forman una parte importante de la oferta primaria. Según datos de la Agencia Internacional de Energía, mientras que en el mundo las energías renovables incluían un 5,5% de fuentes modernas (de las cuales, 2,3% correspondían a energía hidráulica y 2,2% a nuevas fuentes de energía, eólica y biomasa), y un 9,3% de tradicionales (principalmente leña).
En América Latina esos mismos porcentajes incluían un 8,3% de energía hidráulica y un 14,7% de fuentes tradicionales. Si se considera la producción de electricidad, las cifras son sustancialmente más impactantes, debido a que la energía hidráulica participa en un 67,7% de la producción, el porcentaje más alto en cualquier región.
Las cifras anteriores también ilustran algunos dilemas que el uso de las energías renovables enfrenta en la Región. Si bien la energía hidráulica cuenta con un alto nivel de desarrollo, no se han impulsado de igual manera otras.
El informe señala que una mayor expansión de las energías renovables en América Latina y el Caribe requiere no sólo de un marco regulatorio que no discrimine a éstas, sino que además proporcione un impulso adicional para su desarrollo.
Ellas compiten directamente con las energías convencionales y enfrentan dificultades de distinto tipo. Las energías renovables no siempre se pueden producir a voluntad, la mayoría de ellas son intermitentes y el recurso hídrico ha sido escaso en algunas subregiones en los últimos años.
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