Y me pareció que estaba viendo una serie de esas fantásticas en las cuales los protagonistas, los que siempre actúan de villanos, se estaban transformando con impactantes cambios debidos al despertar de conciencia de estos nuevos y motivados filántropos; y aún más, me pareció que fueran parte de esa transformación física y espiritual positiva a la que se referían los mayas con la conclusión del Baktún, y que marcaría el comienzo de una nueva era.
O quizá se trate de la “mano invisible” a la que se refería Adam Smith en su legado capitalista, y esa mano invisible moderna serían actualmente todas las filantrópicas donaciones para hacer el bien, constituidas por una pequeña parte de los beneficios obtenidos por la explotación capitalista, donde el mercado y las responsabilidad social ya no son opuestos, ya que ahora pueden unirse para beneficio mutuo; y viendo lo motivados y convencidos que se muestran al expresar sus proyectos, pareciera una historia maravillosa, mágica, encantadora y con un final feliz. Y sobre todo cuando también nos sorprenden los medios de comunicación al informarnos que desde hace algún tiempo, grandes corporaciones se han venido confesando de sus antiguos pecados, como por ejemplo las empresas petroleras que han publicado informes que revelan el impacto ambiental de su negocio, o que los bancos están ahora prestando sobre principios de sostenibilidad.
Podríamos pensar y ver a los nuevos “Comunistas Liberales” como aquellos que no quieren ser solo máquinas de ganancias, según los describe el filósofo humanista Slavoj Zizek, ya que no solo quieren obtener ganancias sino darle algo de vuelta a la sociedad y que sus vidas tengan un significado más profundo, pero la realidad es que son actitudes con “doble cara”, ya que son crueles empresarios la mitad del tiempo y grandes benefactores la otra mitad. Bajo esta mascara tratan de convencer a los tradicionales capitalistas que se integren a sus fundaciones, pero estos rechazan la idea y a su vez argumentan que las nuevas campañas de responsabilidad social corporativa son una nueva forma de antinegocio, que amenaza a las empresas, los intereses de inversionistas y el libre mercado.
Lo que sí está claro para todos aquellos interesados en las actividades e intenciones de estos también llamados Cripto-capitalistas, es que ellos tratan de solucionar superficialmente problemas globales, sobre una base corrupta, cruel e inconsciente de explotación, y que pareciera no tener fin, ya que si se profundiza la manera sin ataduras en que estas personas hacen sus fortunas, refuerza más bien los problemas sociales que causan desequilibrios sociales e inestabilidad.
Un claro ejemplo de ello son las manipulaciones del mercado que llevó a cabo George Soros, haciéndose famoso por provocar la quiebra del Banco de Inglaterra, episodio llamado el miércoles negro. Sin embargo, una pequeña parte de las ganancias obtenidas por los desequilibrios financieros que provocó, son luego utilizadas para promover la educación en Europa Central, para ayudar económicamente a estudiantes de raza negra de la Sudáfrica del apartheid, para la sociedad cultural y educativa creada en Hungría, o ayudando así mismo a dar voz y a organizarse a movimientos disidentes en otros países comunistas del este europeo. Para el comienzo de la segunda década del siglo XXI, George Soros había gastado aproximadamente ocho mil millones de dólares para sostener derechos humanos, libertad de expresión, y acceso a la educación y la sanidad públicas en más de cien países, por lo que en este nuevo siglo se le considera un filántropo destacado y “de gran corazón”.
Algo realmente sorprendente para quien es conocido como el actor más despiadado e inmoral del escenario de las finanzas a nivel mundial, quien a lo largo de su vida ha sido el responsable de diversas crisis financieras y económicas a nivel mundial, y la causa indirecta de que millones de personas hayan debido afrontar su quiebra. No cabe duda que sus buenas acciones pretenden reconstruir su imagen como la de una noble persona.
Así que por lo visto los grandes y crueles negocios simplemente están cambiando de puestos, no así el impacto sobre nuestras vidas. Y no cabe duda que estos nuevos “Comunistas Liberales” primero acumulan el dinero a costa de los demás y luego, y para restablecer la balanza, devuelven unas limosnas como si se tratara de un sentimiento de mea culpa, pero que sin lugar a dudas significa que el sistema capitalista no puede hoy sobrevivir en sus propios términos.
Lo ideal sería crear fundaciones que no solo promuevan la guerra del VIH que causa el SIDA, en el caso de los esposos Gates, se debería también profundizar en la problemática real, por ejemplo promover la guerra contra el hambre, que se ha transformado en una enfermedad que mata a miles de personas día a día; y no me refiero al hecho de hacerles llegar un pan, sino de ayudar a crear las condiciones necesarias para que las personas cuenten con los medios para resolver sus propias necesidades, con dignidad, a base de sus propios esfuerzos y trabajo, acompañado de una cobertura social.
Puede que esto les parezca un pensamiento utópico de mi parte, y de la de muchos otros soñadores. En cualquier caso tendremos que esperar y ver los efectos reales de estas acciones de conocidos filántropos, y de aquellos que pretenden aparecer como los nuevos benefactores del mundo.
Mientras, les dejo algunas de sus reflexiones: “Es verdad que me he considerado siempre con excesiva presunción, para decirlo directamente, me he imaginado que era una especie de Dios”, e incluso en alguna oportunidad ha llegado a sostener: “Ya soy el boss del Papa”. (George Soros)
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