Su desmedida afición a la lectura le ha proporcionado la osadía necesaria para escribir sus propios textos. Fruto de esa adicción irracional son, entre otros, las siguientes menciones y premios:

  • Segundo premio Certamen Planeta Agostini de Relato Corto 2013 con el relato «Resistencia», publicado en la antología «Relatos escogidos».
  • Relato «Justicia Festiva». Accésit Mejor Relato Negro en el Certamen «Historias de una ciudad en fiestas» y publicado en la antología de Relatos del mismo título.
  • Ganador del V Certamen de Relato Temático TerBi con el relato «Eden Ranch», mayo 2015.
  • Relato «Waterball». Finalista en el Premio Domingo Santos 2015.
  • Nominado al premio Ignotus de la A.E.F.C.F.T. en su categoría de mejor relato corto con el relato «Eden Ranch».
  • Accésit concedido por la Compañía Gargantúa en el V Certamen internacional de relato Bilbao Aste Nagusia 2017 con el relato “El Diablo viste de Aste Nagusia”.
  • Accésit de la Compañía Gargantúa en el VI Certamen internacional de relato Bilbao Aste Nagusia 2018 con el relato “Aste Nagusia 2049”.

Libros publicados:

  • «Puedo saltar sola». Novela. Amazon. Agosto 2018.
  • «El libro de las historias fingidas». Narrativa. Amazon, segunda edición. Junio 2020.
  • «La balada de Brazodemar». Novela. Amazon, segunda edición. Abril 2021.
  • «Peón blanco, dama negra». Novela. Amazon, segunda edición. Abril 2021.
  • «El libro de las historias subterráneas». Narrativa. Amazon, segunda edición. Mayo 2021.
  • «Mester de brujería – Cantigas de Inesia y Rapaz», coescrita con Marta Estrada. Novela, Amazon. Junio 2021.
  • «Eden ranch». Novela. Amazon. Noviembre 2021.

 

Miguel Esteban Torreblanca- ¿Cómo describirías tu rutina de escritura? Señala si te es posible la combinación de tus hábitos analógicos y digitales al poner en palabras lo que deseas escribir.

Pedro de Andrés- Siempre empiezo por pensar sobre lo que deseo escribir, cuál es el tema a tratar, y busco un escenario que me permita especular sobre el mismo. Después paso a la fase de escritura, en cuadernos de papel y a pluma. A continuación, lo paso al ordenador y hago una primera corrección. Las posteriores revisiones del texto son ya, por lo tanto, versiones digitales del relato o capítulo de novela. Podría decirse que es una combinación por partes de hábitos de escritura, analógico y digital.

P- ¿Has percibido alguna modificación en tu forma de pensar y estructurar un escrito al confrontar el recuerdo de tus tiempos de iniciación (imaginamos que próximos a las páginas de papel) y los actuales, en que inevitablemente nuestro tiempo de lectura y escritura se consume de forma creciente, por momentos de forma absoluta, en las que nosotros llamamos páginas-pantalla o páginas de luz?

R- En mi caso particular, no. Empecé a escribir hace casi diez años y el ordenador era ya una herramienta de uso habitual, aunque para leer por placer sigo prefiriendo el formato clásico. Tengo, eso sí, un libro electrónico para determinado tipo de publicaciones, aunque le doy un uso menor. Coincido, no obstante, en lo de que nuestro tiempo de lectura es cada vez mayor en la pantalla (de cualquier dispositivo), especialmente cuando se trata de formación o de documentación. Es más accesible la información sobre cualquier tema en la red digital y más cómodo y rápido que el clásico acudir a una biblioteca para consulta.

P- ¿En qué aspectos significativos ha cambiado el ordenador y otros dispositivos y recursos digitales tus métodos, tus hábitos y tus ritmos de trabajo como creador y/o intelectual?

R- Como decía, sobre todo en el acceso a la información, que siempre subyace en el proceso creativo. Siento cierta nostalgia de los tiempos en los que la persona encargada de una biblioteca era un aliado, pero soy realista y no siempre se dispone del tiempo que ello conlleva. Creo que es el único aspecto en el que ha variado mi forma de trabajar, porque para la escritura trabajo, y trabajaré, de la misma manera.

P- ¿Percibes alguna distinción generacional significativa en relación con la estructura y el manejo del lenguaje de sus textos en las/los autoras/es que sigues y que por edad manejen con mayor fluidez los recursos propiamente digitales y más al día?

R- La lengua varía con el tiempo, no hablamos o escribimos igual que hace un siglo y las diferencias aumentan de forma significativa cuanto más retrocedemos. Hay muchos factores que influyen en el lenguaje a todos los niveles y no sólo en cuanto al uso de los recursos digitales. Sin embargo, no hay duda de que en la actualidad puede ser un agente de importancia y la brecha aumenta con cada año que pasa, cada mes diría. La narrativa cambia a pasos agigantados y, aunque no me siento capacitado para calibrarlos en un grado cualitativo, la variación es innegable.

P- Miremos ahora a la prensa digital. ¿Cómo describes en el detalle el estado de profunda precarización del oficio de escritor en su relación con la prensa escrita en su dimensión digital?

R- No creo que exista un proceso nuevo de precarización del oficio de escritor. Salvando un puñado de profesionales, la mayoría de quienes nos dedicamos a ello, vivimos de otros trabajos. Son conocidos los casos de maestros y, especialmente, de maestras de la escritura que han malvivido o no han sido reconocidos en vida. Por otro lado, la excesiva mercantilización del arte —o del ocio o cualquier otra faceta de la vida moderna— ha empobrecido el panorama. Desde luego, poca gente con los pies en el suelo aspira a hacerse famoso y rico viviendo de lo que escriba, si bien es una situación histórica. En el Siglo de Oro había muchos más nombres que los que en general se recuerda, pero sólo nos han llegado unos pocos. Cómo se verá nuestro tiempo en el futuro es algo que sólo podemos imaginar.

P- ¿Al escribir para la prensa piensas de forma distinta cómo será tu texto en el papel y como será en la pantalla? Detállanos por favor como vives esta dualidad.

R- Para mí no existe dicha dualidad. Apenas he escrito algún artículo breve y nunca me he planteado en ellos cuál sería el medio a través del que llegara al público. En cuanto a mis novelas y relatos, pasa un poco lo mismo: escribo lo que me apetece y tengo una única voz para expresarme. La única diferencia pasa por el proceso de maquetación o post producción, cuando lo trasladas a las diferentes plataformas (por ejemplo, una novela que se imprimirá en papel y, a la vez, tiene su versión digital).

P- ¿Cómo describirías, por ejemplo, tu relación con recursos propiamente digitales como pueda ser el uso de hipervínculos? ¿En qué contextos los usas?

R- Es una herramienta más que no utilizo más allá de mi página web y mis textos no artísticos. Cuando me enfrento a la creación de un relato o de una novela, no se me pasa por la cabeza incluir ningún elemento que no sea la palabra escrita. Mi única excepción es cuando Marta Estrada y yo incluimos ilustraciones en Mester de brujería. Tampoco es algo que me moleste en los textos ajenos. He visto poemarios con enlaces a música, por ejemplo, que han combinado bien. En cualquier caso, como digo, me inclino más a la homogeneidad de mis historias.

P- ¿Qué proyección a futuro te suscitan estas dinámicas —poner en manos de algoritmos y dispositivos de inteligencia artificial, es decir robots, los textos de los escritores humanos— si no consiguiésemos ponerles coto?

R- Creo que son dos campos diferentes. La inteligencia artificial está al servicio del mercado, no hay que olvidarlo. Prefiero pensar que lo que nos diferencia, más allá de una mayor capacidad de procesamiento de datos, es la capacidad innata de crear. Al menos de momento. Si hay que poner coto a la utilización de algoritmos, será desde una perspectiva social, cuando nos planteemos hasta qué punto deseamos ser controlados o libres. El arte debe estar por encima de ello, porque si está al servicio de la economía, de la tiranía de las ventas, estará cuando menos viciado de origen, si no muerto.

P- Mirando al lado positivo, ¿qué ventajas le ves a los nuevos recursos expresivos propiamente digitales? ¿Por cuáles te has dejado seducir a la hora de abordar tu oficio?

R- Para mí son meras plataformas, algunas muy vistosas, y están generando unas dinámicas creativas muy potentes, pero la expresión a través del arte se ha adaptado a los medios disponibles sin ningún problema a lo largo de la Historia. Pasamos del papiro al pergamino y después al papel, y su principal consecuencia fue, si acaso, la posibilidad de llegar a un público mucho mayor, que las ideas volaran a través del mundo a gran velocidad y con mejor capacidad de influencia e intercambio. No es tanto que me haya dejado seducir, sino más bien que me he encajado en ellos para que pudiera leerme más gente. El fenómeno asociativo es, con mucho, lo que más se ha potenciado al trabajar en la red.

P- ¿Sueñas con algún tipo de recurso digital aún no existente?

R- Qué escritor de ciencia ficción sería de no soñar con tecnologías que todavía no son más que esbozos o teorías. Puede que un día la lectura como la conocemos hoy sea totalmente distinta. Ya hubo una revolución cuando los griegos pasaron de leer en voz alta a leer en silencio. En el futuro, la inmersión en la historia puede pasar por los mundos digitales, por un incremento de los elementos sensoriales o por protagonizar la historia como uno de los personajes a niveles inimaginables.

P- ¿Qué autores tanto en el ámbito hispanohablante como en el internacional crees que están avanzando propuestas más innovadoras e inteligentes en el marco de la transformación del lenguaje que está(n) trayendo la(s) revolución(es) digital(es)?

R- No creo que haya autores o autores que avancen grandes propuestas sino, más bien, que se adaptan mejor a los nuevos tiempos y los utilizan a su favor. Por otro lado, son elementos que van en mayor medida de la mano de las grandes empresas sectoriales que son las que, en definitiva, ponen y quitan ídolos.

P- ¿Qué medios, de gran difusión o de carácter más marginal, están respondiendo a tu juicio e forma más significativa e innovadora a este reto?

R- Funciona por modas o tendencias. Lo que antes era el no va más, como Facebook o Twitter, está derivando, en especial por parte de la gente más joven, hacia otro tipo de aplicaciones como Instagram o Tik Tok como formas de expresión. No es que sean mejores ni peores, es nuestra labor adaptarnos y utilizar aquellas que encajen mejor en nuestras formas de trabajar.

P- ¿Qué translación de soportes de lectura fuera del dispositivo libro crees que pueden arraigar como espacios literarios o campos ficcionales para autores contemporáneos: redes sociales, Facebook, Twitter, Whatsapp…? ¿Te ha llamado la atención algún autor (nacional o foráneo) en ese sentido?

R- Yo mismo publico con cierta periodicidad mis historias más breves en Facebook y en Instagram, con un notable nivel de interacción con quienes me siguen. Hay muchos autores y autoras que están ocupando estos espacios y no me parece ya tan innovador. Es algo que llegó para quedarse, nos guste o no, y sólo una nueva revolución tecnológica, no descartable, puede cambiar este panorama. Hay plataformas de lectura en las que publicar tus trabajos, clubes de lectura digitales, foros de discusión, etcétera. Las posibilidades son inmensas y aumentan con el tiempo. No conozco a nadie que destaque en especial en esta faceta. Salvo plumas especialmente consagradas, no puedes quedarte fuera si quieres llegar a lectores más allá de tu círculo social físico.

P- ¿Cómo observas el uso de las redes sociales en el marco de la promoción (de sí mismos y de sus obras) a la que se sienten obligados los escritores para dotar de alas a su carrera?

R- Se habla mucho de la necesidad de estar en redes sociales para que tu carrera salga adelante. El escenario ideal del escritor que se dedica nada más que a escribir y que tiene el respaldo de una agencia literaria y una gran editorial no es real más que en un puñado de casos, especialmente en el mercado hispanoamericano. No obstante, la presencia digital no asegura ventas ni fama. Hay gente que escribe muy bien y tiene cierto éxito que no tiene redes sociales y hay mucha más que se pasa gran parte del tiempo atendiendo a las redes y no lo consigue. En mi caso particular, trato de hallar un equilibrio que no siempre encuentro, aunque la interacción con lectores y lectoras me proporciona un grado de satisfacción que compensa, en cierta medida, el esfuerzo que conlleva.

P- ¿Te ha llamado la atención algún autor (nacional o foráneo) por su habilidad en manejarse en este abrumador cambio de las reglas del juego de la autopromoción que se ha operado en la última década?

R- Si a alguien admiro en este aspecto, además del literario, es el de mi colega Martin McCoy, que me ha enseñado muchísimo sobre el tema. Tiene una capacidad de relacionarse con su público y con otros autores y autoras, sin dejar de ser él mismo, que es todo un ejemplo para mí.

 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca