Pero son realmente los garimpeiros mineros ilegales y clandestinos?.  Alrededor de los garimpeiros se calculan más de 800 mil personas involucradas. Donde solo al norte de Brasil, en frontera con Venezuela, en la reserva o territorio indígena yanomami, operan más de 80 mil garimpeiros, aterrorizando y desplazando a la población indígena.  Con más pistas de aterrizaje que el aeropuerto de Frankfurt en Alemania o el aeropuerto de Miami en los EEUU.  Ellos, superando cualquier estimado creativo, han construido más de 300 pistas “clandestinas” (porque todos saben donde están) que sirven de tráfico a más de 800 aerotaxis o más bien de aerobuses.

Se estiman que operan unas 10 mil máquinas de extracción y más de 2.000
dragas que lavan el suelo de los ríos para sustraer el oro.

Las bondadosas cifras “oficiales” declaran que los garimpeiros en la Amazonia extraen alrededor de 60 toneladas anuales de oro, pero para  los manejadores directos del negocio,  la explotación real llega a un promedio de unas 200 toneladas por año.

Pero quién financia tan monstruosa logística?.  Que es capaz de pagar 10 mil dólares  por una motobomba, mil dólares por unos metros de manguera, diez mil dólares por un rancho de tablas y zinc, 500 dólares por el transporte aéreo entre campamentos y los altos costos de los bienes y servicios de esos pueblos itinerantes. La respuesta es la ya conocida por todos: las grandes trasnacionales de la minería auríferas, liderizadas por Bélgica, Canadá, Inglaterra, Holanda, USA, Brasil, Colombia, Guyana, Uruguay, entre otras.  Esos mismos países que en las cumbres mundiales sobre ambiente, nos hablan del Desarrollo Sustentable, Sostenible, Soportable, So-ultrajable.

Qué pensarían los engañados ciudadanos de esos civilizados países, sobre sus emblemáticas empresas mineras, que son, sin lugar a dudas, los autores intelectuales de la destrucción de la Amazonia y que estimulan y financian uno de los peores ecocidios  que está ocurriendo en el mundo?. 

Esperemos que pronto llegue el día, donde sendas y multitudinarias marchas, de los “indignados” de esas naciones, se den en defensa del gran pulmón verde del Planeta Tierra y pidan perdón, a nombre de la humanidad, por todo el gran daño que le han hecho.

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