Mi pequeña Lea. Acabas de aterrizar en este mundo y pasarán unos años hasta que puedas leer esta carta y comprenderla. En todo caso, no exagero si te digo que has llegado en un momento de cambios para nuestra civilización; un momento que, si te soy sincero, aún no sabemos dónde nos va a llevar. Has llegado en tiempos convulsos en los que los periódicos empapelan las calles con malas noticias.  Son días extraños en los que es difícil no tener la sensación de que, como dice la canción, los malos van venciendo. Tiempos en los que se cuestionan cosas que siempre deberíamos defender: la solidaridad entre las personas, la igualdad de oportunidades, la protección de los más débiles, la recompensa por el esfuerzo y el sacrificio, la fortaleza de la ciudadanía ante quienes abusan desde el poder… En definitiva, mi pequeña Lea, algunos cuestionan un sistema que hunde sus raíces en la Europa de la Ilustración y que hace más de dos siglos situó los derechos humanos en el centro de gravedad del progreso social.

Has nacido en un año en el que más de seis millones de personas no tienen trabajo en España. Un año en el que miles de familias con hijos han sido desahuciadas en nuestro país mientras que a los bancos les inyectaban miles y miles de millones de dinero público. Un año en el que en Pakistán una adolescente de 14 años fue tiroteada por unos fanáticos por escribir un blog a favor de la educación de la mujer (quédate con su nombre; esta niña sobrevivió, se llama Malala Yusufzai y seguro que cuando tengas su edad será para ti un referente de la lucha por la libertad). Un año en el que en Grecia, un país linchado por sus problemas económicos, han sido elegidos por el pueblo 18 diputados neonazis que participan en agresiones a  inmigrantes que nos hacen recordar los episodios más oscuros de la historia de Europa.  Un año en el que en países como Uganda son tan atroces que pretenden castigar con pena de muerte la homosexualidad.

Pero estas malas noticias serían sólo verdades a medias si no te contara, pequeña Lea, que incluso en estos tiempos convulsos hay muchas cosas en que marchan bien. ¿Sabías que después de décadas de duro trabajo para vencer el sida, en 2013 podemos frenar esta pandemia que tanto dolor ha causado? ¿Y que ya hemos cumplido el Objetivo del Milenio de reducir a la mitad el número de personas sin acceso a agua, lo que libra a millones de niños de padecer graves enfermedades? ¿Eres consciente de que, a pesar del largo camino que nos queda por recorrer, la tasa de mortalidad infantil ha caído más de un 30% desde 1990? Te gustará también saber, por ejemplo, cómo lucharon la generación de  tu madre y de tus abuelas para conquistar la igualdad de la mujer.

La habitación está oscura pero desprendes tanta luz que podría creer que ha explotado una bomba nuclear. Tu madre y yo solemos decir que Ethic sólo somos un grupo de personas que creen que en este mundo las cosas se pueden hacer mejor. Bienvenida, hija mía. Busca tu espacio. Lucha siempre por hacer lo correcto. Encuentra la felicidad.

Pablo Blázquez, editor de Ethic

 

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