Este viernes, 11 de octubre, se celebró el Día Internacional de la Niña. Ese día marcado en la agenda internacional, nos ofrece la oportunidad de centrar nuestra atención en la necesidad de abordar los desafíos a los que se enfrentan las niñas cada día, promover su empoderamiento y el cumplimiento de sus derechos humanos, entre ellos, el acceso a una educación de calidad.

Si bien ha habido avances significativos en la mejora de acceso de las niñas a la educación primaria en las últimas dos décadas (pasando del 55% en 2002 al 70% en 2012), aún hoy en día muchas niñas, especialmente aquellas que viven en zonas rurales o contextos vulnerables, siguen estando privadas de este derecho fundamental.

Según UNESCO, de los 57 millones de niños y niñas en todo el mundo que no reciben educación primaria, más de la mitad, 31 millones, son niñas. De ellas, 17 millones jamás asistirán a la escuela. En el mundo hay tres países que tienen más de un millón de niñas sin acceso a educación, Pakistán, Etiopía y Nigeria, en este último más de 5 millones no van al colegio.

Entreculturas apuesta por la transformación hacia un horizonte de justicia y equidad entre mujeres y hombres, de ahí que la cuestión de género suponga un enfoque transversal en sus estrategias y líneas de acción. Un ejemplo de ello es el fondo «La Luz de las Niñas». Entreculturas financia proyectos relacionados con la defensa y la promoción de las niñas y las mujeres en situación de vulnerabilidad. Quiere llegar a las historias concretas de las niñas que, en África y América Latina, ven sus derechos violados y son diariamente y silenciosamente maltratadas por los distintos rostros de la injusticia. Este fondo es un acuerdo especial que marca un nuevo impulso por y para las niñas dentro del trabajo que ya viene desarrollando Entreculturas.

La educación de las niñas y mujeres tiene un fuerte impacto en el desarrollo de las sociedades. Está comprobado que el avance en la educación de las mujeres durante los últimos 40 años ha salvado 4 millones de muertes infantiles. Una madre que sabe leer, con conocimientos básicos sobre nutrición, salud e higiene, tiene 50% más de posibilidades de que su hijo o hija sobreviva después de los 5 años de edad.

La educación de niñas y mujeres supone transformar sus vidas e impulsar el desarrollo de las sociedades en las que viven, permitiéndoles salir de la pobreza, reducir la mortalidad infantil y favorecer el crecimiento económico. En África Subsahariana invertir en educación de las niñas podría impulsar la producción agrícola de la zona en un 25%. La transformación de sus vidas supone una mejorara de su salud y de la de sus familias, de saber cuáles son sus derechos, de tener oportunidad de acceder a un empleo digno y bien remunerado, de tener derecho a decidir contraer matrimonio o, cómo y cuándo ser madres.

El cumplimiento del derecho de las niñas y mujeres a recibir educación es, ante todo, una obligación, un imperativo moral y una cuestión de justicia que nace de la dignidad de la persona. Entreculturas quiere que la educación llegue al mayor número de personas pero también que su calidad sea cada vez mejor y que se dirija a la transformación social. La educación es un derecho universal, un derecho que brinda a todas las personas la oportunidad de tener un futuro digno.

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