Estos grupos cobrarán mayor importancia conforme la influencia familiar sea menor. De ahí la importancia de reforzar esos lazos familiares tan necesarios.
La influencia de la familia en el desarrollo del adolescente es vital ya que si este se forma dentro de una estructura familiar adecuada esto facilitará sus relaciones con las personas de su edad y su posterior integración dentro de la sociedad adulta donde deberá asumir nuevas responsabilidades.
El adolescente no admite que las cosas se hagan mal o a medias. Es muy exigente con los demás pero sobre todo lo es consigo mismo.
Piensa que sus padres no toman las decisiones adecuadas para resolver los problemas cotidianos. Piensa que están anticuados y que no hacen las cosas correctamente.
Por eso es muy importante no intentar imponer nuestros criterios de manera rígida, intentar hablar con ellos, dialogar, no perder su confianza…
Intentar imponer nuestros criterios a través del chantaje económico no es tampoco la mejor opción ya que el adolescente interpretará que se está intentando comprar su obediencia y su respeto.
La familia es, por tanto, el núcleo esencial en el que el adolescente debe encontrar por un lado el apoyo, la protección y el cariño necesarios y por otro el respeto hacia sus necesidades de independencia de perfección y de creatividad.
Lo que debes hacer cuando tu hijo o hija es adolescente
• Demuéstrale que le quieres. A pesar de que muchos adolescentes rechazan las muestras públicas de cariño como los besos y los abrazos, no dejes de demostrarle que le quieres, para él o ella es fundamental tener claro tu amor.
• Recuerda lo que fue tu adolescencia. Es seguro que recordar cómo fuiste tú durante la adolescencia te aproximará a tu hijo o hija y te hará ser más tolerante con él o ella.
• Se respetuoso con tu hijo aún cuando estés en desacuerdo con él. Tu respeto le enseñará a ser él mismo respetuoso con los demás. Y no olvides que la adolescencia es un momento crucial para él o ella porque se está formando su identidad.
• Fija normas realistas. Las normas son imprescindibles para la convivencia y debes hacer que tu hijo o hija lo entienda así pero a la vez debes tener claro el mundo en el que vive para decidir esas normas. Por ejemplo, no es realista en nuestra época impedir que las chicas salgan solas porque son mujeres.
• Concéntrate en lo positivo. Evita hacer siempre críticas negativas y concéntrate en aquellos aspectos positivos de su comportamiento.
• Haz de tu comportamiento un ejemplo. No puedes exigirle a tu hijo un comportamiento concreto si tú haces lo contrario. Si una de las normas es que a todo el mundo hay que hablarle con respeto no puedes permitirte hablarle a nadie sin ese respeto delante de tu hijo o hija.
•Escuchar. Es importante que le dediques tiempo, le escuches y te intereses por él o ella. Tu hijo o hija sabrá que le quieres si tienes conocimiento de lo que le pasa: si sabes cómo va en la escuela, quienes son sus amigos y los conoces, cuáles son sus aficiones y qué piensa sobre el mundo y lo que ocurre en él.
• Dar explicaciones y no solo pedirlas. Es normal que algunas veces pidas explicaciones sobre ciertos comportamientos o actitudes pero ten en cuenta que también debes dar tú explicaciones de porqué preguntas o qué te ha llevado a fijar ciertas normas. Es imprescindible que expliques a tu hijo que el amor y la seguridad son las guías para tu comportamiento.
•Estar dispuesto a la negociación y a asumir compromisos. Si tú estás dispuesto a ello, estarás enseñándole la vía de la negociación y el diálogo que le será muy útil en la vida pero además os permitirá acercar posturas y llegar a acuerdos útiles para toda la familia.
• Tener paciencia. Esa es la virtud más útil para los padres y las madres de los adolescentes. Además en la inmensa mayoría de los casos se ve recompensada: la adolescencia acaba y los hijos se convierten en jóvenes mucho más razonables.
Lo que no debes hacer cuando tu hijo es adolescente
• Seguir tratándolo como a un niño. A pesar de que a veces el comportamiento de los adolescentes fluctúa entre la niñez y la madurez, no debes tratarle como a un niño, debes exigirle una mayor responsabilidad y madurez.
• Desconfiar de él. En la mayoría de los casos los hijos adolescentes son dignos de confianza. Aunque eso no quiere decir que no debas saber quiénes son sus amigos y conocerlos y estar enterado o enterada de lo que hace tu hijo.
• Ignorar los comportamientos problemáticos. Cuando un adolescente comienza a dar problemas serios es mucho más eficaz enfrentarse a ellos cuanto antes, así será más fácil solucionarlo que si lo dejas pasar esperando que se resuelva solo.
• Resolver todos sus problemas. Los adolescentes necesitan responsabilidad y si sus padres les resuelven todos los asuntos nunca la adquieren, por eso es mejor dejar que cometan algunos errores, siempre que no se ponga en peligro su seguridad, y es que de los errores también se aprende.
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