Las subvenciones que son objeto de análisis, se centran en aquellas que implican transferencias financieras del estado hacia el sistema productivo de bienes y servicios. Estas, junto con los aranceles, tienen una importancia trascendental a la hora conseguir un comercio global más equilibrado y justo.
Como las transacciones internacionales continúan enmarañadas por multitud de leyes nacionales, cortapisas, prácticas de diversos tipos de dumping, acuerdos particulares entre estados, y un largo etcétera, éstas se realizan en un terreno de juego muy complejo para los menos dotados.
Además, en las decisiones que afectan al comercio internacional, si no las propias leyes del mercado, sí la fuerza de la gravedad, hacen oscilar el peso de las mismas a favor de los países miembros de la OCDE, y fundamentalmente hacia EEUU y UE.
Por eso, las actuales rondas de negociaciones para reequilibrar el comercio mundial y favorecer en lo posible el desarrollo, son tan complejas y lentas que no es de extrañar que desesperen a los que menos tienen y más necesitan.
ARANCELES.-
Estas tasas o impuestos son usados para penalizar la importación de bienes de países terceros. Cuando los aranceles se aplican en función del grado de procesamiento del producto, es una barrera contra iguales, pero también un importante freno a los países menos favorecidos, al desincentivar la agregación de valor a sus productos, y en definitiva el desarrollo de sus economías.
En última instancia, su finalidad objetiva es discriminar la producción de los demás en beneficio de la propia.
SUBVENCIONES A LA EXPORTACIÓN.-
Este recurso también implica una gran distorsión del mercado, ya que permite al receptor la optimización de costes que una sobreproducción genera, en la tranquilidad de que sus excedentes estarán igualmente colocados en el mercado exterior, gracias en este caso a las transferencias estatales al efecto. Estas provocan una reducción artificial de los costes, de tal manera que las hacen competitivas incluso en mercados poco desarrollados, lo que lógicamente penaliza a los productores de estos últimos e impide igualmente su desarrollo.
SUBVENCIONES A LA PRODUCCIÓN.-
Pues está claro que este sistema afecta a un importantísimo número de productores en todo el mundo, sobre todo individuales, y en especial en la OCDE. Así que a nivel político, puede que sea la más escabrosa en occidente a la hora de plantear cualquier modificación del mismo.
Pero en definitiva, realizar transferencias financieras desde el estado hacia el sistema productivo, con la artificial reducción de costes que implica, es la manera más pura y directa de distorsionar las reglas del libre mercado. Hasta los defensores más ortodoxos de éste último deben aceptar que se trata de saltarse las normas y mirar hacia otro lado.
Realizar transferencias financieras desde el estado hacia el sistema productivo, con la artificial reducción de costes que implica, es la manera más pura y directa de distorsionar las reglas del libre mercado
Pero en fin, como el mercado no es un ente con alma propia que opte por unos o por otros, sino un sistema teóricamente neutro que se expande espontáneamente por donde existen reglas claras, estables e iguales para todos, los países han de procurar dotarse de un sistema económico con esas propiedades, pero la misión no resulta tan sencilla, ya que los gobiernos tratan continuamente de influir para facilitar y promover su expansión en beneficio de las economías nacionales, y donde los países más desarrollados están en una posición de claro predominio a la hora de marcar las reglas del juego.
No obstante, desde hace décadas vienen produciéndose una serie de negociaciones en las cuales, con mayor o menor ímpetu, bajo mayores o menores presiones, se pretende conseguir la liberalización del comercio internacional desde una óptica totalmente fría, que no aséptica, con la idea última de que su expansión genera beneficios para todos.
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NEGOCIACIONES INTERNACIONALES SOBRE ARANCELES Y SUBVENCIONES.-
Tras el precedente de la conferencia de Bretton Woods en 1944, surgió tres años después el llamado Acuerdo General sobre Aranceles de Aduanas y Comercio, cuyas siglas del ingles son el conocido GATT. Este acuerdo funcionó mediante las llamadas rondas de negociaciones, en cada una de las cuales se planteaban determinadas cuestiones para resolver o acordar una mayor liberalización de las mismas. Se celebraron un total de ocho, la última de las cuales, la de Uruguay, duró siete años y medio y fue la que sentó las bases para la puesta en marcha de la Organización Mundial del Comercio el 1 de Enero de 1995.
En sus 48 años de andadura, el principal logro del GATT fue la consecución de una reducción significativa en los aranceles sobre el comercio internacional de productos manufacturados, pero desde una visión exclusivamente mercantilista. Nunca fueron enfocadas las rondas con la finalidad de promover un desarrollo más equilibrado entre las distintas regiones económicas, sino básicamente para facilitar los intercambios entre los miembros de la OCDE.
En cuanto a la OMC, se fundó como ya hemos dicho en 1995, con sede en Suiza, y actualmente está compuesta por 148 miembros (147+UE), teniendo entre sus principales misiones la de ayudar a que las corrientes comerciales circulen con la máxima libertad posible, lo que llevado a la práctica de forma mecánica, puede producir un mayor desequilibrio entre las economías de los países mas desarrollados frente a las de los menos avanzados puesto que no compiten en igualdad de condiciones. Además, la relación de fuerzas está claramente escorada hacia la OCDE en relación al resto de países, entre los cuales se creó el llamado G-23 para hacer frente común en las negociaciones.
Las rondas son largas, laboriosas y muy complejas, favoreciendo a quien más capacidad de aguante y medios de negociación posee, que como podrán imaginar no son en ningún caso los países menos desarrollados
La OMC ha llevado a cabo diversas Conferencias Ministeriales y rondas, que podemos resumir en las siguientes:
- Singapur 1996. Resultado, una Declaración Ministerial y otra sobre Productos de Tecnología de la Información.
- Ginebra 1998. Resultado, una Declaración Ministerial y otra sobre Comercio Electrónico.
- Seattle 1999. Resultado, ante las protestas masivas, termina en fracaso la también llamada Ronda del Milenio.
- Doha 2001. Resultado, esta ronda todavía vigente y denominada del Desarrollo, concluye con la declaración conocida como Programa de Doha, cuyo fin es terminar con las subvenciones y aranceles que lastran el comercio internacional, y a su vez penalizan el desarrollo de los países más atrasados.
- Cancún 2003. Resultado, no logra ningún acuerdo sobre los puntos a desarrollar en el Programa de Doha, al mantener una posición inflexible los países desarrollados frente a las solicitudes de más facilidad de acceso a sus mercados, por parte del G-23 (países en desarrollo).
- Hong Kong 2005. Resultado, una Declaración Ministerial, pero el Programa de Doha continúa estancado.
Las rondas son largas, laboriosas y muy complejas, favoreciendo a quien más capacidad de aguante y medios de negociación posee, que como podrán imaginar no son en ningún caso los países menos desarrollados.
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Los temas claves que están actualmente en negociación, se refieren a la agricultura (acuerdo adicional al GATT), las patentes (TRIPS), los servicios (GATS) y las inversiones (acuerdo adicional al GATS).
Digamos que los dos primeros son el caballo de batalla de los países en desarrollo, mientras que los dos últimos los son de la OCDE.
La agricultura es crucial para los países en desarrollo, ya que cualquier progreso en las economías de los mismos vendrá de la mano de un avance en su sector primario, básico para el mantenimiento de sus sociedades y competitivo a nivel internacional si no fuera por las subvenciones en la OCDE. Para ellos es desesperante ver como en occidente se subvenciona la producción y la exportación de productos agrícolas, mientras los suyos, que en condiciones normales serían competitivos, tienen incluso que ser abandonados ante la caída de los precios que estas practicas provocan. Dumping financiero frente a dumping social difícilmente evitable.
Las patentes son otro gran escenario de debates entre los países desarrollados y el resto. Si los primeros defienden la lógica existencia de derechos que protejan las cuantiosas inversiones que la investigación requiere, los segundos entienden que en determinados casos, por ejemplo medicamentos, deberían articularse otros mecanismos de salvaguarda aguas arriba de los países menos desarrollados, de tal manera que no existiese ninguna duda, ni siquiera económica, respecto al derecho inalienable de todos los seres humanos a la salud y la vida.
Los servicios y las inversiones son la cruz de la moneda, ya que son los países más desarrollados los que instan al resto a desmantelar los proteccionismos que amparan unos sistemas poco eficientes, en ocasiones irregulares y poco competitivos sin aranceles ni legislaciones restrictivas. Al exigirlo, teóricamente están facilitando el acceso al libre mercado de sus sistemas productivos y en consecuencia, garantizando su competitividad y desarrollo futuro.
Si no comulgamos con aquella sentencia que asegura que los pobres tienen la culpa de ser pobres, debemos empezar a asumir que la economía es un sistema que por sí solo resulta incompleto
Resumiendo, podemos decir que los motivos que impulsan las negociaciones internacionales para la liberalización del comercio, se basan en los principios objetivos del libre mercado, y desde la última ronda, la de Doha, se ha incluido el concepto de Desarrollo como uno más a tener en cuenta, pero sus sesiones se llevan a cabo desde el desequilibrio que supone el hecho de negociar un reparto entre dos partes, en la que una de ellas tiene casi todo y no necesita a la otra para casi nada.
Sin embargo, el mundo ya es global y la interdependencia mutua inevitable, por lo que la percepción que se tiene en el mercado, es que si no se ordenan y canalizan adecuadamente las asimetrías económicas que actualmente persisten, pueden causar problemas a todos en el futuro.
Si no comulgamos con aquella sentencia que asegura que los pobres tienen la culpa de ser pobres, debemos empezar a asumir que la economía es un sistema que por sí solo resulta incompleto, estando necesitado de componentes o reglas que mitiguen su asepsia social, por lo que al hablar de subvenciones y aranceles, los 50 países con menores rentas del planeta, aquellos cuyas sociedades conviven con la pobreza, han de tener derecho a una moratoria que les permita (exigiendo la debida seriedad a sus gobernantes) generar una economía suficiente como para dejar definitivamente atrás esa situación. Y por otro lado, los miembros de la OCDE deberían cambiar el destino de las subvenciones agrícolas, desligándolas de la producción (la UE ya está empezando a conceder una parte de ellas de forma “desacoplada”) y sobre todo destinándolas a productos que no entren en colisión directa con los producidos de forma competitiva en países menos favorecidos, ya que el sector primario es básico para el desarrollo de los mismos.