No les importa la gente, tampoco el Pueblo, ni el futuro; lo importante para ellos es volver a las tinieblas y a la involución porque las gentes, el pensamiento y la democracia les dan miedo.

Aunque se disfracen de corderos y enseñen la patita por debajo del Parlamento, son los de siempre y en mayúsculas: las de siempre. La patria, las banderas grandes, los insultos, las frases machistas y la falta de solidaridad no corresponden a un momento determinado. Han estado siempre ahí, a lo largo de la Historia, con Borbones, caudillos y en democracia.

Que exista una cúpula que añore los fascismos y las dictaduras no extraña, pero que gentes normales, trabajadoras y que sufrirán la anunciada crisis económica les sigan la rueda, sorprende.

Las páginas patrióticas en las redes sociales han aumentado estos días. Los chistes, los bulos y las frases atribuidas a unos y a otros falazmente y que los interesados se afanan en desmentir sin éxito, llegan vertiginosas a nuestros móviles a twitter y a facebook en una cascada rencorosa y malintencionada. El ¡es tan maravilloso amar!, ha sido sustituido por ¡Es tan maravilloso odiar! En cualquier página, ya sea de cocina, de la Guerra de Cuba, o de la Mariquita Pérez, aparecen los apóstoles de la derechita cobarde y del nazismo mendicante, soltando su opinión sobre el bulbo de una flor, para luego añadir que su tardanza en despuntar es culpa del gobierno. Uno, en su ingenuidad, piensa que detrás de esta militancia feroz aparecerá algún millonario disgustado con hacienda o el titular de algún marquesado ganado haciendo de alcahuete al monarca de turno.  O Tal vez, medita uno en su ignorancia, encontraré una pluma inteligente, un candidato al Nobel o un científico eminente. Pero no, para sorpresa de uno, son gente de la calle, con sus problemas y necesidades, algunos nacidos en lugares de los que huyeron por falta de democracia. Explotados más que explotadores. Amantes todos de la involución, del regreso a las dictaduras que, para su fortuna, nunca conocieron.

Ya es inútil aquello de afrontar la crisis juntos, porque la crisis son ellos… y ella, no se me enfade alguna portavoz amante del vocerío. Si tienen alguna duda de todo lo que escribo, escuchen o lean con atención todo lo que dicen y todo lo que esconden.