Seco y en blanco entre los versos que me hacen perder la noción del tiempo mientras ordeno una a una, en el borde de la pizarra de la vida, aquellas palabras que salen del espíritu y se depositan en el alma de ese impoluto trozo de papel que ya no poseo, que no es mío, que ahora es vuestro. Pues así es la poesía y su belleza, las obras dejan de ser del autor y son del lector en el momento de tenerlas en sus manos.

Fríos avatares que cubren las páginas de los libros temiendo por la suerte de los mismos, y que como un infortunio, quedarán postergados en alguna estantería perdida y marginada, que poco después, serán pasto del trasiego que de mano en mano irá, hasta acabar en cualquier rincón de una triste repisa de un abandonado mueble de salón, o en el frío crepitar de un trastero sin fondo, esperando que algún día, unas manos lo rescaten, quiten con esmero el polvo de los años  que  sobre él se  ha  depositado, y lo abran con la esperanza de encontrar un poco de imaginación e ingenio, entre las líneas perdidas y borrosas que el tiempo va dejando entre las hojas amarillentas del devenir de los segundos perdidos entre el olvido.

¿Será en aquel instante cuando mi vida estará en manos de otro? ¿Serás tú quien posea mis sentimientos? ¿Serás tú quien deshoje mis versos hasta hacer desaparecer mis sueños? ¿Serás tú?

Ayer, que no es hoy, ni pasado mañana tampoco, son los recuerdos que me hacen desprenderme de mis poemas, dejando que por fin, se vayan solos donde deseen, o tal vez, donde los lleven aquellas cálidas manos que darán calor a las letras. Poemas que se perderán y, que tal vez, nunca volverán a encontrarlos; pero seguro, que hallarán en algún corazón desvencijado o en el alféizar de una sonrisa, la felicidad que perdieron, o puede ser, que los hallemos colgados en el precipicio del aliento; pero sea cual sea su suerte, seguro que se sentirán conformes con su nuevo dueño, si es que algún alma buena los destierra de la indiferencia y del silencio que los tenían sustraídos.

Os invito a que os sumerjáis en cualquier poema y en esas instantáneas arrancadas de la piel día a día, segundo a segundo, para aflorar el deleite de los sentidos de los que aman la poesía y la belleza captada en unas décimas de segundo en vuestras retinas.

La poesía no se lee, se ama hasta la desesperación.

 

 

 

 

 

 

José Luis Labad Martínez (Madrid-España). Escritor y poeta. Fundador de asociaciones y ONG sin ánimo de lucro: Halcones de la Amistad y Granos de Arena. Fundador de los grupos literarios El Rincón de arte Haiku-San y Chaflán de letras.

Delegado en Madrid del Liceo Poético de Benidorm, miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España, Cedro y de la Asociación de Escritores de Madrid.

Coordinador de Certámenes literarios internacionales. También lleva un programa de radio semanal en la Cadena Ser Madrid Oeste “El anaquel de los libros”.

Embajador Universal de la Paz por el Círculo de Embajadores Universales de la Paz con sede en Ginebra y Paris. Embajador del Idioma Español en el Mundo por la Fundación Cesar Egido y el Museo de la palabra, Embajador Hombre y Mujer Girasol en el Congreso Mundial de las Letras Hispanas organizado por Asorbaex y Subdelegado en Madrid de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional.

BIBLIOGRAFÍA:

Poesía: Gotas de tinta, Besos en los cristales, Oigo susurrar a las hojas, Palabras bajo tu cama, Trazos de tiza, Tejados de musgo, Suspiros de barro, Urme de creta, Pasos sobre la arena, Antología poética de un poeta de barrio y Crecer entre silencios.

Relatos: Los Hijos de la Isla y Relatos ante el espejo.

Novela: El deseo de Erika.

Cuentos: María, pedro y Pipo, cuidan el bosque.

DESCRIPCIÓN DE LA OBRA:

Poemas que se pasean por la poesía del siglo XXI, llenando de versos nuestros instantes más íntimos. J. L. Labad, es un escritor y un poeta de barrio, que cuenta la vida con sencillez y humildad, adjetivos que hacen que su obra, sea cercana y asequible a todas las personas.