Bruselas se marca también como objetivos para las próximas cuatro décadas reducir un 40 por ciento las emisiones del transporte marítimo, lograr que un 40 por ciento del combustible que se utilice en aviación sea bajo en de dióxido de carbono (CO2) y que la mitad de los desplazamientos de media distancia pasen de la carretera al tren y otros medios de transporte. Todo ello permitirá una rebaja total del 60 por ciento de las emisiones contaminantes respecto a los niveles de 1990, asegura la CE, que aboga además por lograr un área única de transporte europea para 2050.

La organización ecologista Greenpeace considera que, pese a esta mención al recorte de emisiones, la Comisión no propone ninguna estrategia coherente para alcanzar este objetivo y pospone las actuaciones necesarias en décadas. La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha comentado la propuesta de la CE y dice que, en su opinión, envía la “señal equivocada”. Para ACEA, no soluciona nada pedir una reducción en el uso de vehículos de motor sin ofrecer soluciones flexibles como ofrece el transporte por carretera, cuyo papel considera “capital”.

1,5 BILLONES DE EUROS DE INVERSIÓN

Por su parte, Kallas apunta que se trata de “objetivos realistas y muy ambiciosos” si se tiene en cuenta que está previsto que el transporte siga creciendo, y asegura que se desarrollarán medidas más concretas en los próximos años. Otra de las ideas de la CE es triplicar el volumen de la red europea de ferrocarril de alta velocidad para 2030. La Comisión Europea calcula que hará falta una inversión de unos 1,5 billones de euros en los próximos cuarenta años para llevar a cabo todos estos cambios.

Respecto a la sustitución de los combustibles tradicionales en el transporte por otros alternativos, lo que supondría una reducción del 50 por ciento en 2030 y total en 2050, y al fomento del uso del coche eléctrico, el comisario ha explicado que se apoyará en facilidades fiscales, aunque sin concretar detalles. La Comisión quiere luchar, por otro lado, contra la congestión y fomentar el desarrollo de corredores eficientes de transporte, así como mejorar la conexión entre aeropuertos y estaciones de tren. Propone asimismo la separación entre propietarios de las redes de ferrocarril y las empresas que prestan sus servicios para hacer este sector más atractivo para la inversión privada.

ABC.com

Bruselas se marca también como objetivos para las próximas cuatro décadas reducir un 40 por ciento las emisiones del transporte marítimo, lograr que un 40 por ciento del combustible que se utilice en aviación sea bajo en de dióxido de carbono (CO2) y que la mitad de los desplazamientos de media distancia pasen de la carretera al tren y otros medios de transporte. Todo ello permitirá una rebaja total del 60 por ciento de las emisiones contaminantes respecto a los niveles de 1990, asegura la CE, que aboga además por lograr un área única de transporte europea para 2050.

La organización ecologista Greenpeace considera que, pese a esta mención al recorte de emisiones, la Comisión no propone ninguna estrategia coherente para alcanzar este objetivo y pospone las actuaciones necesarias en décadas. La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha comentado la propuesta de la CE y dice que, en su opinión, envía la “señal equivocada”. Para ACEA, no soluciona nada pedir una reducción en el uso de vehículos de motor sin ofrecer soluciones flexibles como ofrece el transporte por carretera, cuyo papel considera “capital”.

1,5 BILLONES DE EUROS DE INVERSIÓN

Por su parte, Kallas apunta que se trata de “objetivos realistas y muy ambiciosos” si se tiene en cuenta que está previsto que el transporte siga creciendo, y asegura que se desarrollarán medidas más concretas en los próximos años. Otra de las ideas de la CE es triplicar el volumen de la red europea de ferrocarril de alta velocidad para 2030. La Comisión Europea calcula que hará falta una inversión de unos 1,5 billones de euros en los próximos cuarenta años para llevar a cabo todos estos cambios.

Respecto a la sustitución de los combustibles tradicionales en el transporte por otros alternativos, lo que supondría una reducción del 50 por ciento en 2030 y total en 2050, y al fomento del uso del coche eléctrico, el comisario ha explicado que se apoyará en facilidades fiscales, aunque sin concretar detalles. La Comisión quiere luchar, por otro lado, contra la congestión y fomentar el desarrollo de corredores eficientes de transporte, así como mejorar la conexión entre aeropuertos y estaciones de tren. Propone asimismo la separación entre propietarios de las redes de ferrocarril y las empresas que prestan sus servicios para hacer este sector más atractivo para la inversión privada.

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