!Basta ya! grito una pequeña brizna de hierba erizando orgullosa su pequeño, verde y tierno tallo. ¡No queremos morir siendo aplastadas! Si queréis luchar, hacedlo dejando al pueblo a un lado; luchad en los desérticos parajes donde sólo bajo vuestras grandes y pesadas patas haya barro.

Las otras briznas de hierba, aterrorizadas se miraban desesperanzadas, esperando el momento de ser una vez más, por los grandes elefantes pisoteadas.

-No os desaniméis – Grito de nuevo la pequeña brizna de hierba erizando orgullosa su pequeño y verde tallo, – ¡no nos dejemos vencer;  aunemos nuestras fuerzas  entrelazando nuestras raíces para que así no puedan con facilidad arrebatarnos nuestras vidas!

Los dos grandes elefantes en uno de sus arrebatos, a la tierra miraron y vieron lo pequeños que eran utilizando en su lucha golpes bajos, sin razonamientos, una lucha con engaños y continuas falacias dejando bajo sus patas un suelo desolado.

Y la pequeña brizna de hierba, casi sin aliento y envuelta por el fango que tras la lucha de los dos elefantes habían dejado, grito de nuevo -¿Qué haréis entonces? ¿Qué haréis cuando bajo vuestras pesadas patas nada haya quedado?- El vencedor será entonces rey de reyes en un país desolado.

Nosotros, el pueblo, somos esa hierba que recibe como verdad la basura de los excrementos de esos grandes elefantes que luchan por el poder,  sin cuidar ni proteger a las pequeñas briznas de hierba que son las que nutren y mantienen la tierra.

Hoy sopla el viento llevando con él miles de pequeñas voces de briznas de hierba, que erizan orgullosas su verde y tierno tallo gritando “Con nosotras No, con nosotras No podrán de la tierra arrancarnos”.

España, tierra de descubridores, ha quedado sumida en el olvido de la prosperidad como el  viejo  “Clow” ya retirado.

María del Carmen Aranda es escritora y autora del blog mariadelcarmenaranda.blogspot.com
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