José Teixeira, quien también es diputado estatal, habría dicho a un rival político que “si dependiera de mí, estarías bajo tierra”.
Teixeira ha alquilado parte de su hacienda para la producción de caña de azúcar, a pesar de que el Gobierno ha confirmado que esa tierra pertenece a los indígenas guaraníes.
Shell y la empresa brasileña de etanol Cosan se han unido en otra compañía llamada Raizen, valorada en 12.000 millones de dólares, para producir etanol y venderlo como biocombustible. Cosan está comprando caña de azúcar cultivada en territorio guaraní que Teixeira sigue ocupando. Survival International ha instado a Shell y a Cosan a que dejen de usar caña de azúcar cultivada en territorio guaraní, pero las empresas siguen utilizándola.
Los guaraníes de la comunidad de Guyraroká fueron expulsados de sus tierras por los ganaderos hace décadas. Durante años han vivido en la pobreza más absoluta en la cuneta de una carretera. Aunque ahora ocupan una parte muy pequeña de su territorio, sus vidas y su subsistencia están en peligro, ya que tienen muy poco espacio para plantar cultivos o cazar.
Advierten de que los productos químicos que se usan en las plantaciones de caña de azúcar están contaminando los ríos que usan para beber, para bañarse y para pescar, y que están provocando graves diarreas. También informan de que el vinhoto, un derivado de la producción de etanol, está causando fuertes dolores de cabeza en niños y adultos.
La agente sanitaria guaraní Senilda Esnade dijo a Survival: “En el pasado, los niños eran felices. Tenían agua limpia, se alimentaban con comida tradicional, más sana. Ahora es distinto; a menudo, los niños crecen con comida contaminada. Si tuviéramos nuestra propia tierra, seríamos capaces de revivir lo que estamos perdiendo”.
Según declararon hoy fuentes internas a Survival: “La amenaza de muerte del diputado es una prueba más de la brutalidad que va asociada a la lucha por la tierra en el territorio guaraní. Shell y sus socios no pueden seguir obteniendo beneficios del uso de ese territorio mientras los guaraníes se ven reducidos a espacios cada vez más pequeños. La empresa debe regirse por la normativa internacional que exige respeto a los derechos indígenas, y que dice apoyar en sus propias declaraciones”.
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