Expedición Magallanes – Elcano. La Armada del Maluco (III)
En ésta tercera entrega llega el momento de zarpar, atravesar el Óceano Atlántico, y llegar por el Pacífico hasta Filipinas
Bienvenidos al Refugio del Raposo, un apacible lugar desde el que intentaré contarte pedacitos de historia sin ataduras ni cortapisas.
Entra y ponte cómodo, la aventura está a punto de comenzar…
En ésta tercera entrega llega el momento de zarpar, atravesar el Óceano Atlántico, y llegar por el Pacífico hasta Filipinas
Continuamos con la publicación de la historia de la primera vuelta al mundo de la historia, y lo hacemos conociendo a sus dos principales protagonistas y a los laboriosos preparativos que fueron necesarios.
El pasado 22 de marzo de este año 2018, se cumplieron 500 años de la firma de unas capitulaciones en Valladolid que llevarían a la culminación de una aventura increíble nunca realizada hasta ese momento, marcando un punto de inflexión en la historia de la humanidad: la primera vuelta al mundo.
Desde que el hombre apareció en la tierra, se irguió sobre sus piernas, comenzó a andar y salió de África para extenderse por todo el mundo. Entre todos los peligros que sorteaba, uno en concreto le acompañaba y aún hoy sigue a nuestro lado, “la enfermedad”.
Si hay algo en que los españoles somos especialistas, es en borrar nuestra memoria histórica ya sea esta favorable o no. Siempre nos ha fallado el marketing comunicacional, por eso nunca hemos sabido responder a la mala prensa de los países en conflicto con nosotros, ni vender nuestras acciones cuando han sido meritorias.
Esto es lo que ocurrió con el nacimiento de los Estados Unidos, que no hubiera sido posible sin la intervención española.
Segunda y última entrega de la increíble aventura de un puñado de hombres que sentó las bases para el desarrollo de California, desde el extremo sur hasta la ciudad de San Francisco.
California, ese “país mediterráneo” que se encuentra en pleno oeste americano bañado por el Pacifico, tan diferente pero a la vez tan similar a la península Ibérica, cuando paseas por sus playas parece que lo hicieras por las del levante español.
Como hemos visto en la primera parte, La Habana desde muy temprano comienza a adquirir gran importancia gracias a su estratégica situación y a la protección que ofrece su bahía. Si su desarrollo había sido hasta entonces de un carácter militar, el siglo XVIII hace que gracias a su apertura, al fin del monopolio español y a negocios como el azúcar o el tabaco, la ciudad se enriquezca, crezca y se embellezca.
Cuando por primera vez pisé La Habana, a pesar de que eran las cinco de la madrugada y que habíamos partido de Madrid en un vuelo con ocho horas de retraso, quede totalmente deslumbrado por la belleza de los lugares por donde el taxi, un viejo Lada, nos llevaba. Las calles a media luz, los edificios majestuosos que con sus sombras proyectadas insinuaban, más que ver, la grandiosidad de sus proporciones.