El acabado lustroso sólo se producirá a medias el próximo 21 de diciembre, el primer día del invierno para el hemisferio boreal, cuando la Luna pase, casi perfectamente centrada, a través de la sombra de la Tierra. Durante los 72 minutos que durará la espectral totalidad, una luz ámbar bailará sobre las nieves de América del Norte, sumergiendo así a los paisajes en un inusual estado de rojiza oscuridad.

De principio a fin, el eclipse favorecerá a los observadores situados en América del Norte. El evento podrá ser apreciado en su totalidad en todo el continente. Crédito: F. Espenak, NASA/GSFC.

El eclipse se inicia durante la madrugada del martes 21 de diciembre, a la 01:33 am, Hora oficial del Este (lunes 20 de diciembre a las 10:33 pm, Hora oficial del Pacífico). En ese momento, la sombra de la Tierra parecerá una mordedura de un color rojo oscuro en el borde del disco lunar. Tomará alrededor de una hora para que esa “mordedura” se expanda y se trague a la Luna entera. La totalidad comienza a las 02:41 am, Hora oficial del Este (11:41 pm, Hora oficial del Pacífico) y durará 72 minutos.

Si usted sólo planea salir un instante para echar un rápido vistazo —es un mes muy frío para quienes viven en el hemisferio norte— escoja este momento: las 03:17 am, Hora oficial del Este (17 minutos pasada la medianoche, Hora oficial del Pacífico). Eso será cuando la Luna esté en la sombra más profunda, mostrando de ese modo los más fantásticos tonos de rojo cobrizo.


¿Y por qué roja?

Un rápido viaje a la Luna proporciona la respuesta. Imagínese de pie en una polvorienta planicie lunar, mirando hacia el cielo. Por encima de su cabeza está la Tierra, suspendida en el firmamento, con su lado nocturno hacia abajo y escondiendo completamente al Sol detrás de ella. El eclipse está en progreso. Se podría esperar que la Tierra se vea completamente oscura, pero de hecho no lo está. ¡El borde del planeta parece estar incendiándose! Al recorrer con la vista la circunferencia de la Tierra, se observan todos los amaneceres y atardeceres en el mundo, todos al mismo tiempo. Esta increíble luz se esparce a través del corazón de la sombra de la Tierra, llenándola de esta manera con un cobrizo resplandor y transformando a la Luna en una gran orbe rojiza.

Volviendo a la Tierra, la oscurecida Luna pintará los paisajes recién nevados con colores inusuales; quizás no tenga tanto lustre, pero sí mucha belleza.
¡Disfrute del espectáculo!

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