Este ejemplar se encuentra en el Parque Histórico de La Isabela, República Dominicana. El árbol ya fue descrito por Colón en sus anales del Descubrimiento. A pocos metros quedan las ruinas de la primera casa de Colón en América.

Frecuentemente se halla en lugares llanos poco elevados y pedregosos, pero también puede formar parte del bosque seco hasta los 500 metros. Es una de las dos especies que producen lignum vitae (la otra es Guaiacum sanctum), una resina natural que se extrae de su madera.

Es un hermoso árbol que se utiliza como ornamental, de lento crecimiento, con la copa redondeada. Tiene hojas opuestas y nervadas; las flores son solitarias de color azul claro o violeta y tienen cinco pétalos tres veces más grandes que los sépalos; el fruto es una cápsula seca de color verde que contiene las semillas. Es la flor nacional de Jamaica y el árbol emblemático del estado Nueva Esparta, Venezuela.

La madera de varias especies del género se utiliza en carpintería y construcción. Su uso ornamental en varios países es de gran importancia y el género comprende 6 especies, todas ellas amenazadas por extinción, en mayor o menor grado.

Usos medicinales

También llamado Palo Santo o Árbol de la Vida, durante cientos de años esta planta fue utilizada por los nativos americanos por sus bondades para tratar infecciones como el herpes y la sífilis, siendo introducida por los españoles en el año 1508 como remedio contra esta última afección. Hoy en día se utiliza frecuentemente en la medicina homeopática por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y levemente analgésicas.

Tanto la madera, la corteza, la resina  como el guayacol (aceite esencial) han sido utilizados como tratamiento medicinal: la madera estimula la sudoración y se usa para el tratamiento del reumatismo crónico, la resina estimula el aparato digestivo y a dosis altas es purgante, usándose también para la faringitis y laringitis; el aceite esencial se usa para las afecciones respiratorias. Vía externa es usado para calmar los dolores de muelas y reumáticos, como también para afecciones micóticas de la piel.

Leyenda

“Cierta vez Ñandeyará, el genio del monte, le confió a una anciana hechicera de nombre  Payé que el guayacán moriría, ya que sólo uno había subsistido y sus flores habían nacido débiles, por lo que ningún guayacán crecería de sus yermas semillas e irremediablemente moriría. Le pidió que comunicara la noticia a los guaycurúes, quienes amaban a ese árbol que ahora estaba a punto de extinguirse.  Allá fue Payé con paso cansino, anunciando la trágica nueva.

Los animales escuchaban la noticia y unos a otros la comentaban, tristes y preocupados, con  profunda desazón. La más conmovida por el anuncio fue Panambí, una bellísima mariposa de exóticos colores…Su aterciopelado rostro palideció y las otrora ágiles alas multicolores se agitaron temblorosas, entonces voló rápida y decidida hasta donde la última flor del último guayacán daba los últimos estertores y agitada por la brisa vislumbró un huequito cerca de su corola, decidiendo allí esconderse…  Si el árbol fenecía, ella lo haría con él.

Llegó el atardecer y el Sol se ocultó entre las ramas del árbol para dar paso a la noche. Panambí sujetó sus alas a la flor hasta adherirse a sus  pétalos y así se convirtieron en una sola. La flor se fue marchitando hasta que los pétalos cayeron. La bella y dulce mariposa siguió asida al cáliz, el que a su vez se mantenía unido a la rama del guayacán y allí depositó sus huevos, luego sorbió el néctar que contenía en su interior y con un esfuerzo supremo voló cargando en sus débiles patitas el polen de la flor.

Sellado ya su destino, cayó en la tierra húmeda y amorosa que la recibió como una madre, llevando consigo el germen de la vida del último guayacán. Fue entonces cuando  Ñandeyará dejó escapar conmovido sus lágrimas transparentes y puras ante la generosidad de Panambí.

Una espesa bruma cubrió el monte y sucedió el milagro: de las pequeñas patitas de  la mariposa surgieron diminutas raíces y de lo que había sido su cuerpo pequeñísimas  hojuelas, que fueron bendecidas por las lágrimas convertidas en lluvia de Ñandeyará. Al llegar la primavera, cuando todo order http://rxleader.com/product/cialis-brand/ online reverdece y renace, el árbol había crecido y estaba cubierto de hermosas flores, como las sutiles alas de Panambí.

Es por eso que las panambíes siempre visitan al guayacán y Ñandeyará sigue vagando por el monte repitiendo  esta historia que habla de que el Amor todo lo puede y que, desde esa época, a los guayacanes les florecen mariposas”.