"foto"Si bien, es difícil imaginar que uno de productores de petróleo más importantes del mundo pueda tener algún tipo de carencia energética, Venezuela ha dado una clara señal de que nadie está a salvo de caer en las garras del racionamiento.

Y es muy probable que en un país que depende en un 70% de centrales hidroeléctricas para abastecer su demanda energética en algún momento deba enfrentar una sequía que desmorone su sistema.

Luego de 11 años en los que el gobierno de Hugo Chávez incrementó en sólo 3.200MW su capacidad instalada, esa sequía llegó.

Durante 2009 el gobierno solicitó al pueblo venezolano reducir su alto gasto energético al mismo tiempo que intentaba disminuir la demanda por todos los medios posibles, incluso prohibiendo los avisos comerciales luminosos en las calles.

Sin embargo, durante enero este año la situación se volvió crítica cuando Chávez comenzó a restringir el consumo eléctrico y luego el pasado 9 de febrero el gobernante venezolano  decretara una crisis de abastecimiento energético.

Esta situación se pudo haber evitado simplemente diversificando su matriz eléctrica poco a poco con el pasar de los años. Una medida que ahora el gobierno de Venezuela está tomando a toda carrera, mediante un plan de inversión que supera los US$4.000 millones para la instalación de 4.000MW termoeléctricos de emergencia.

La palabra diversificación en este tema resulta clave. Esto tomando en cuenta que la capacidad instalada del país asciende a 23.600MW, y su demanda llega a los 14.100MW, por lo que la crisis que viven actualmente radica en su alta dependencia hidroeléctrica que hoy se ve deteriorada por los efectos de la corriente del niño.

Si bien, la inversión que Venezuela está haciendo hoy es inmensa, no basta para paliar todos sus problemas de desabastecimiento. Según expertos de ese país, para los próximos cinco años se deberán invertir alrededor de US$18.000 millones para cubrir las necesidades energéticas.

A esto se debe sumar que una toma de decisión apurada de invertir en nuevas centrales provocará que los costos de estas se eleven por sobre lo normal, ya que para las empresas que las fabrican es necesario recibir los pedidos con cierto tiempo de antelación.

La crisis dará una dura lección al presidente Hugo Chávez, que de no solucionar oportunamente sus problemas energéticos (que se suman a otros de carácter político y económico)  se arriesga a seguir perdiendo popularidad en un año de elecciones presidenciales, en las que el presidente Chávez podría no alcanzar a ver la luz.

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